Resalto o policía muerto es un dispositivo de asfalto o concreto que se instala en las calles para forzar a los conductores de vehículos a mantener la velocidad señalada. Resalto es el mejor nombre. El otro nombre sugiere ideas que no son ni sanas ni cómicas.
Hay un gran debate en Panamá sobre los resaltos. Uno de los argumentos que más se oye es por qué afectar a 90% de los conductores, cuando solamente el 10% es el que excede la velocidad señalada. Esta lógica me asusta. Por ejemplo, solamente en Albrook pasan entre 9 mil a 10 mil vehículos diariamente por la vía principal. Si solamente el 10% excede la velocidad señalada, entonces solamente hay entre 900 a mil violadores diarios de la velocidad, con esa misma cantidad de posibles accidentes contra los que andan a pie o los que andan en carro. La cantidad de accidentes en esa calle testifica lo peligroso que es el comportamiento de conducir a velocidades excesivas. Y esto no ocurre solamente en Albrook.
La velocidad a la que transita un vehículo debe considerar las características y condiciones del vehículo y de la calle, la condición ambiental, la proximidad de objetos móviles e inmóviles. Entre los objetos móviles están los humanos, los animales (tantos domésticos como salvajes). Entre los objetos inmóviles hay árboles, edificios, etc. La velocidad se fija principalmente para proteger a los humanos que habitan o usan las áreas próximas a las calles y carreteras, y a los humanos que viajan en vehículos. Exceptuando donde hay carreras de carros, los límites de velocidad nunca son fijados basándose en la capacidad de velocidad del vehículo, como a muchos conductores les gustaría.
Cuando la velocidad en áreas urbanas residenciales se fija, por ejemplo, a 30 kilómetros por hora o a 40 kilómetros por hora, se hace por la seguridad de los que andan a pie. A esa velocidad el peatón puede cruzar la calle con menos riesgo de ser atropellado, y el conductor tiene tiempo para ver y frenar en caso de imprevistos, como niños y mascotas en las calles. A esa velocidad, el ruido de rodamiento y de las máquinas es menor, reduciendo así el efecto negativo sobre los residentes y transeúntes locales.
Pero, en Panamá, como en muchos otros países, los conductores no respetan los límites de velocidad. Transitan a velocidades mucho más altas que las recomendadas para el área. Se convierten en criminales no solamente por violar la velocidad limitada, sino por arriesgar la seguridad y la vida de terceros.
Ya que muchos conductores no se autorregulan, es imperioso, para la seguridad de terceros, controlar a esos conductores. En otros lugares como EU, Canadá, Brasil, Inglaterra, Alemania, etc. hay sistemas que se usan para regular la velocidad vehicular. Se construyen calles intencionalmente con curvas, se asignan policías de tránsito, se instalan radares con cámaras fotográficas, se instalan resaltos, etc. El resalto es uno de los más usados, y es, sin lugar a dudas, el de menor costo.
Hay mucha información sobre el uso de resaltos en EU. Entre las conclusiones más importantes está que los resaltos son muy efectivos en reducir la velocidad vehicular. Deben estar correctamente señalizados y no deben afectar significativamente el paso de ambulancias, bomberos y transporte público. Hay resaltos de distintas dimensiones, siendo el más popular el de 3 metros de largo, en la dirección de flujo vehicular, con unos 8 centímetros en el punto más alto. Esto permite el paso vehicular a una velocidad de 40 kilómetros por hora sin afectar a los pasajeros ni al vehículo. Retarda el flujo de ambulancias y carros bomba (contra incendio) en unos 7 segundos por resalto.
Bien construidos y correctamente instalados, los resaltos ayudan a controlar la velocidad en áreas residenciales, y no afectan a los vehículos que transitan a la velocidad señalada. Los resaltos salvan vidas y mejoran la calidad de vida en una sociedad donde los conductores no respetan la velocidad limitada.
