Viendo la ciudad como una retícula o como un sistema vascular sanguíneo, donde las calles y avenidas representan, de acuerdo a su importancia y sentido, las venas, arterias y capilares del sistema. En un cuerpo sano como en una ciudad sana, tenemos una circulación libre e ininterrumpida. Pero, ¿qué pasa en una ciudad con una sociedad algo descompuesta? Hay que hacer un alto para tratar de sanar la descomposición.
Toda cura trae consigo una cantidad de incomodidades, como cuando te cortas un dedo, entonces resulta que para todo necesitas usar ese dedo y te das cuenta de lo importante que es y de lo olvidado que lo tenías.
En un sistema que contenga algún tipo de circulación siempre será traumática una interrupción, al ser interrumpido el libre flujo o circulación nos encontraremos con una afectación de todas las partes por pequeñas que sean.
En el caso del cuerpo humano significaría que un coágulo o trombo, dependiendo de donde se encuentre, nos causaría un paro cardíaco o un problema cerebral; en el sistema de calles y avenidas que componen la ciudad, nos encontraríamos con una molestia inmediata en cuanto al tránsito, pero con la desarticulación de una gran cantidad de delitos y de faltas potenciales.
Los retenes están pensados para filtrar anomalías y sacar de circulación toda clase de elementos perjudiciales a la sociedad, como retirar los borrachos del timón, recapturar prófugos de las cárceles, detener indocumentados, recoger armas y portadores de armas sin autorización, capturar drogas y narcotraficantes, separar los policías coimeros de los buenos policías, desarticular los proyectos de robo y bandas, sacar de las calles los buses y carros en mal estado, vehículos con placas y revisados vencidos, personas con licencias vencidas, evitar secuestros, entre tantas cosas.
Con la presencia física de la policía en un retén, significa que cualquier persona que cometa un robo o delito se encontrará con una policía despierta y efectiva, con manera de movilizarse y comunicarse prontamente y con manera de acudir donde se le necesita en ese momento. No es igual que se cometa un robo y se llame a la policía a una subestación, a que se cometa un robo y se le comunique a la policía que está a unas cuadras esperando esta situación.
Como es natural y lógico, lo primero que resultará al instaurarse los retenes en las calles y avenidas será un malestar inmediato en la comunidad, pero a cambio, en corto tiempo los índices de criminalidad y violencia deben bajar y bajarán hasta tanto se mantenga la presencia de la policía en la calle. De acuerdo al comportamiento social, se podrá restablecer nuevamente la circulación sin retenes. El tiempo nos dirá qué tan a menudo necesitaremos de este tipo de solución.
