Es indudable que estas elecciones serán históricas. En el momento actual, hay tres candidatos presidenciales con mayor posibilidad de ganar el poder, a saber: José Domingo Arias, por el grupo gobernante, con una ligera ventaja sobre sus dos oponentes, Juan Carlos Navarro, del Partido Revolucionario Democrático y Juan Carlos Varela, por el Partido Panameñista. Todo esto nos indica –a pocos días de celebrarse la contienda– que ninguno de los tres puede cantar victoria, porque será una votación muy reñida, según la opinión de algunos analistas políticos y de personas versadas en la materia.
Aunque Arias parece haber llegado a su techo, en cuanto a las preferencias electorales, y los otros dos aún reciben el apoyo masivo de los sectores independientes y de algunos grupos de gran solvencia moral, el 4 de mayo podría ser un día de grandes sorpresas.
El grupo que lidera Ricardo Martinelli, con su candidato José Domingo Arias (no es ningún secreto), utiliza los recursos del Estado para promoverse, en perjuicio de los otros competidores. Además, se designó a la esposa del actual mandatario como candidata a la vicepresidencia (al parecer desconfía de su propio candidato presidencial), situación que riñe con la moral y es contraria a la Constitución.
La oposición está claramente fraccionada, con dos candidatos que se consideran ganadores por el apoyo que han recibido en las últimas semanas. Navarro cuenta con un partido organizado y fuerte en todo el país y, ahora, obtuvo el respaldo del Movimiento Nueva República, conformado por ciudadanos meritorios como I. Roberto Eisenmann Jr. y Mario Galindo, entre otros, por eso piensa que su candidatura es invencible.
Juan Carlos Varela también tiene un partido fuerte y organizado, que ha recibido el espaldarazo de grupos independientes y de sectores importantes de la población, por lo que también piensa que su candidatura es inexpugnable.
Yo sé que para el grupo que encabezan Eisenmann y Galindo es un trago amargo apoyar al candidato del PRD, aunque ese partido ya no es el mismo de los tiempos de la dictadura militar, sin embargo, muchas personas no lo tienen como opción debido a las grandes injusticias que apadrinó y hasta festinó en el pasado.
Es innegable que los ciudadanos que rechazan a este gobierno, por motivos que sería muy largo de enumerar en este espacio, están ante una disyuntiva: o votan por Navarro o votan por Varela.
Todavía estamos a tiempo de reflexionar y de decidir, mayoritariamente, por uno de los dos. Solo así echaremos a los mercaderes del templo, y le gritaremos a Martinelli y a sus seguidores que la majestad del pueblo se respeta, porque no somos un país de esclavos.
