JEAN MARCEL CHERY mchery@prensa.com
Aunque sus historias más repulsivas se relacionan con el exterminio, con gases tóxicos, de rebeldes en el Kurdistán iraquí y de musulmanes chiítas del sur de Irak, o con el engaño y asesinato de sus propios yernos, a Sadam Husein se le atribuyen otros muchos despiadados crímenes, aun desde que era un anónimo conspirador.
Un resumen de biografías no oficiales registran que Sadam perpetró su primer asesinato en octubre de 1958, a los 21 años, cuando propinó un tiro en la cabeza a un militante comunista. El asesinato fue instigado por su tío, tutor y educador, Jairallah Tulfah, y le valió la prisión, durante medio año, a ambos.
Sadam nació en la localidad iraquí de Tikrit, en el norte del país, el 28 de abril de 1937, semanas después de que su padre, el pobre campesino Hussein al-Majid, falleciera. Aparentemente Hussein al-Majid abandonó a su esposa, Subha Tulfah (fallecida en 1983), poco antes o poco después del nacimiento del niño, y -de paso- que pudo no haber sido su padre biológico.
Desde muy corta edad Sadam quedó al amparo de su tío materno, Tulfah, sunní devoto y riguroso oficial del ejército que en 1941 fue expulsado del mismo y encarcelado por su militancia antibritánica y pronazi.
Analfabeta hasta los nueve años, Sadam inició sus estudios primarios mientras vivía con el segundo marido y primo carnal de su madre, Hassán al-Ibrahim, de quien recibió un trato brutal. Fue obligado a pastorear rebaños de cabras o a robar para cubrir las necesidades de una familia. En 1955 se trasladó a Bagdad para seguir su formación en el instituto de secundaria Al-Jark, foco de un radicalismo estudiantil que se nutría del odio a la monarquía reinante, a Estados Unidos y al Reino Unido.
El ambiente político de Bagdad hizo que Sadam se apartara de su inicial educación religiosa y tradicional. En 1957 fue rechazado en la Academia Militar por su pobre currículo escolar e influenciado por su tío, se incorporó al entonces minúsculo Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Baaz), seducido por sus ideales laicos, nacionalistas y revolucionarios.
La dirección del Baaz incluyó a Sadam en un comando de 10 hombres con la misión de asesinar al primer ministro Abdel Karim Kassem, quien había derrocado la monarquía hachemita en julio de 1958, en un sangriento golpe de Estado que costó la vida -entre otros- al joven rey Faysal II y dio paso a una dictadura militar de tipo nacionalista, antioccidental y prosoviética, pero al mismo tiempo enemiga declarada del Baaz.
Sadam falló el atentado y-según la leyenda oficial- hábilmente escapó a Siria y de allí hasta Egipto, donde llegó en 1960. En Bagdad le aguardaba una sentencia de muerte.
En El Cairo, Sadam retomó la actividad política y los estudios en la escuela secundaria.
En 1962, becado por el gobierno egipcio, inició estudios de derecho, pero no pudo terminar la carrera por las circunstancias políticas y quizá por sus limitaciones académicas. No obstante, nueve años después, ya vinculado al poder en Irak y en una maniobra intimidatoria, Sadam obligó a la Universidad Al-Mustansiriya de Bagdad, a otorgarle el diploma de jurista. Según se asegura, comparecía a los exámenes vestido de uniforme, depositando su pistola sobre el pupitre, a la vista de alumnos y profesores.
En 1963 el coronel Ahmad Hassán al-Bakr, alto dirigente del Baaz y paisano de Sadam se convirtió en primer ministro y el nasserista Abdel Salam Muhammad Aref en presidente de la República.
Rápidamente Sadam retornó de Egipto para ponerse al servicio de las nuevas autoridades e integrarse en las estructuras del Baaz, donde pasó a desempeñar labores de inteligencia, de seguridad interna del partido y de persecución de enemigos políticos, con los comunistas como víctimas predilectas.
Por divisiones internas del Baaz, Bakr perdió el puesto de primer ministro, pero Sadam le permaneció fiel, lo cual le ganó reconocimiento partidista y también la cárcel. En el arresto, Sadam recibió a tiros a los oficiales que venían a prenderle, bajo la acusación de conspirar contra la vida del jefe del Estado.
La aureola de hombre indómito sobre Sadam se difundió más cuando en 1966 consiguió evadirse de la cárcel aprovechando su traslado a otro centro. Tres meses antes de la fuga, Aref había perecido en un accidente de helicóptero y le había sucedido en la presidencia su propio hermano, Abdel Rahman Muhammad Aref, un nasserista bastante tibio.
Desde la clandestinidad, Sadam organizó una milicia baazista, que jugó un papel decisivo en el golpe de Estado perpetrado por Bakr, el 17 de julio de 1968. Aref fue derrocado fácilmente y sin derramamientos de sangre y el Baaz retornó al poder, con Ahmad Hassán al-Bakr como presidente.
Luego de tomar parte activa en el asalto al poder, concretamente en la captura del Palacio Presidencial, Sadam recibió de Bakr el encargo de organizar el aparato de seguridad e inteligencia del nuevo régimen. Lo primero que hizo fue deshacerse de dos altos mandos militares -no baazistas- que le habían apoyado en el golpe de Estado a cambio de ser nombrados ministros. Sadam comenzó un ascenso irresistible a la cúpula del poder, pues se convirtió en el hombre de la máxima confianza del presidente Bakr. En noviembre de 1969, Sadam fue designado vicepresidente de la República y de la junta político-militar.
Al asumir su cargo, Sadam hizo dos cosas: ajustar cuentas con sus enemigos políticos y eliminar a los copartidarios que representaran amenazas para su proyectos de poder. Primero mandó arrestar y torturar al ex primer ministro nasserista Abdel Rahman al-Bazzaz, quien terminó ejecutado en 1973.
Más tarde, Sadam puso la mirada en potenciales rivales por la sucesión del poder, el general Hardan Abdel Ghafar al-Tikriti, viceprimer ministro y ministro de Defensa, al cual ordenó fusilar. Mientras que el también bazzista Salih Mahdi Ammash, el otro vicepresidente de la junta político-militar y ministro del Interior, fue rebajado y casi confinado al puesto de embajador en Moscú. La desaparición de ambas personalidades representó el triunfo de Sadam.
En 1979, Sadam apartó del mando a Bakr. El veterano baazista fue oportunamente jubilado por razones de salud. Después de anunciarse la defunción de Bakr, el 4 de octubre de 1982, como víctima de una larga enfermedad, resultó inevitable que se propagara la versión de que Sadam había tenido que ver con el deceso.
Sadam adquirió todas las atribuciones de su antiguo protector y que mantiene hasta hoy: presidente de la República, presidente de la junta político-militar, primer ministro, secretario general del Baaz y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. A pesar de carecer de cualquier formación castrense, Sadam ostentaba el galón de teniente general desde 1973 y el de general desde enero de 1976.
