Un niño con eritema infeccioso dará la impresión de que le han apretado fuertemente las mejillas. Esta infección vírica, también conocida como quinta enfermedad (y popularmente como enfermedad de la bofetada) se caracteriza por brotes de un color rojo intenso y un poco abultados en la cara. Luego, unas manchas rojas aparecerán también en los brazos y el tórax.
La enfermedad se transmite a través de las micropartículas que expulsa al toser la persona infectada, pero no se contagia por contacto físico. Una mujer embarazada que padezca eritema infeccioso transmitirá la enfermedad al feto, causándole anemia aguda o la muerte.
La erupción aparece en un periodo comprendido entre 4 y 14 días después del contagio y dura entre 5 y 15 días. La exposición al sol, el calor y el agua caliente pueden agravar el brote de manchas rojas en la piel. Estos mismos elementos, así como la tensión emocional, pueden hacer que la enfermedad reaparezca semanas después de haberse curado.
El eritema se cura por sí solo y el tratamiento está destinado a paliar los síntomas: evitar la exposición a los desencadenantes antes mencionados y, en caso de dolor en las articulaciones, administrar analgésicos y antiinflamatorios.
Es importante que el médico reconozca la enfermedad para no confundirla con alergia, o con alguna de las otras enfermedades eruptivas como rubeola o escarlatina.
