Un mes después de la noticia del derrame del colorante que puso al rojo vivo la discusión sobre el saneamiento de la bahía de Panamá, el Gobierno da un paso en firme dirigido a enfrentar el problema.
La representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Elizabeth Fong, y el representante de la empresa Hazen & Sawyer, Fernando Chiriboga, firmaron un contrato para la elaboración de los estudios, diseños y planos finales de las redes de alcantarillados sanitarios de la capital.
El proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a un costo de 3.7 millones de dólares, es administrado por el PNUD.
El contrato se firmó en el Palacio de las Garzas, donde la presidenta Mireya Moscoso y el ministro de Salud, Fernando Gracia, lo refrendaron como testigos.
Se trata, según el alcalde capitalino, Juan Carlos Navarro, de un paso "importante y positivo" con el que se pretende sanear la contaminada bahía de Panamá.
Navarro reconoció que se trata de un avance, ya que desde 1973 no se construye un alcantarillado en la capital.
La presidenta Moscoso precisó que se trata de un paso que da inicio a un proceso que tomará varios años -entre 10 ó 12 años, según el ministro Gracia- y varias administraciones presidenciales, con el fin de tener una bahía limpia.
La red de alcantarillados, cuyo costo total es de 350 millones de dólares, forma parte del Plan Maestro Consolidado para el saneamiento de la bahía, diseñado en base a tres estudios anteriores (el de 1959 de Greeley & Hansen, el de 1977 de Hazen & Sawyer y el de 1998 de Cesoc).
Según Gracia, los planos serán entregados por etapas y permitirán, en cinco meses, una vez se haya concretado el financiamiento, empezar las obras civiles de saneamiento. La expectativa del Gobierno es concretar el financiamiento total en junio del 2004.
En febrero de este año, delegados del BID y del Banco Internacional de Japón que visitaron Panamá mostraron su interés en financiar este macroproyecto, informó el ministro.
Actualmente, la bahía de Panamá es el pozo final de las aguas negras y otros desechos de la capital, San Miguelito y Arraiján.
