TOKIO, Japón (EFE). -Unos cincuenta miembros de una secta apocalíptica que se había instalado en los últimos días en un pequeño pueblo del centro de Japón prometió ayer abandonar el lugar tras recibir una orden del Ayuntamiento.
El grupo, que se hace llamar Panawave Laboratory, lleva varios meses viajando por el interior de Japón con el fin de evitar las torres de alta tensión, las cuales emiten, según ellos, unas ondas electromagnéticas que afectan gravemente la salud de su líder.
Hace varios días el grupo llegó a la provincia de Gifu, en el centro de Japón, y tras ser desalojado por ocupar una carretera fue desplazado a una zona retirada, en la misma provincia, a condición de que su estancia allí no superara los tres días.
Vencido el plazo, los representantes de la secta anunciaron hoy que abandonarán la zona.
"Nos marcharemos porque así lo prometimos. Pero aún no sabemos hacia dónde nos dirigiremos", dijo uno de los integrantes de la secta.
El grupo Panawave Laboratory cree que en el mundo existen unas "peligrosas" ondas electromagnéticas ante las cuales deben envolver sus cuerpos, sus vehículos, los árboles, los postes de las carreteras y varios elementos con sábanas blancas con el fin de refractar dichas ondas.
Vestidos de blanco de la cabeza a los pies, con gorros, mascarillas y gafas blancas, los miembros de la secta intentan proteger a su fundadora, Yuko Chino, que, según dicen, está a punto de morir.
Un representante de Panawave Laboratory explicó hace una semana que la fundadora "sufre un cáncer terminal tras haber sido víctima de un ataque de microondas por parte de las guerrillas comunistas".
