Los ríos que están al paso de las ciudades ofrecen enormes posibilidades para el desarrollo de la educación ambiental, a todos los niveles, sin embargo, no son objeto de tratamiento escolar ni tema de interés en las iniciativas municipales e instituciones ambientales dirigidas a la educación ciudadana.
Bajo la emergencia planetaria en la que nos encontramos en la actualidad por el agotamiento de recursos, en especial del agua, viene a nuestros recuerdos cómo el río Tríbique era visitado por muchas personas que disfrutaban de sus escorrentías y aguas cristalinas.
Era caudaloso, turístico, hermoso y con grandes crecientes. Un lugar tranquilo en el que los residentes de Soná y los foráneos pasaban un verano agradable, bajo la sombra de los árboles, chupando naranjas y comiendo sandías.
Con el pasar del tiempo, el río sufrió graves consecuencias debido a las fuertes lluvias que dieron cabida al desbordamiento de su cauce, al derrumbe de árboles y a las inundaciones. Ahora, en ciertas partes es más hondo, porque tiene poca arena y piedras. Esto hace que la vertiente tome otra dirección y lo que antes era orilla, ahora es agua.
Por lo anterior, es urgente conocer cómo surgió y va en aumento la alteración de su ecosistema, además de los efectos derivados de diversas actividades que desarrollan los propios sonaeños, que contaminan las aguas, arrojan desechos orgánicos e inorgánicos, defecan, extraen cascajo, obstruyen la libre circulación de las aguas y causan daño a los pocos peces que subsisten en ese ecosistema.
Otras actividades que contaminan el Tríbique son el lavado de automóviles, el vertido de aguas residuales, las escorrentías que arrastran residuos de las porquerizas y la construcción de viviendas, carreteras y otras facilidades, sin atender criterios ecológicos ni urbanísticos.
¿Hacia dónde vamos?
De continuar con la poca atención a los residentes del corregimiento de Soná y si no procuramos que ellos tengan una verdadera educación ambiental que ayude a frenar la contaminación, el río morirá.
Esto nos lleva a reflexionar en el hecho de que como parte generacional del distrito, estamos llamados a ponerle un alto a este daño que afecta a los residentes actuales y a los de las futuras generaciones.
