INIQUIDAD.

Verdades que duelen

La educación al igual que la salud constituye el pilar y la base fundamental para el desarrollo de las naciones. Un pueblo ignorante o enfermo es sinónimo de carestía y miseria. Nadie en su sano juicio duda de esta máxima. Ahora bien, cómo llamo la atención ante la indiferencia que los gobiernos prestan a la realidad social que vivimos en Panamá. El abandono casi total en que se encuentran las escuelas y los centros de salud es una realidad que restriega nuestras narices. Es una verdad que duele, pero que tenemos que tragar los profesionales de la educación y de la salud que laboramos en centros con infraestructuras deplorables. La inmoralidad con que los gobiernos abordan el tema del sacrificio de las clases humildes y medias es una aberrante desfachatez.

Emmanuel Joseph Sieyes, en su obra "Qué es el Tercer Estado" rechaza categóricamente los privilegios de la clase gobernante. Afirma que "Los privilegios de la nobleza y el clero eran elevadísimos, no pagaban impuestos, eran poseedores de las propiedades, de gente que trabajaba para ellos, daban trato diferencial respecto a la justicia quienes la administraban siempre a su favor; mientras que el Tercer Estado, es decir las clases humildes y medias sólo sirven para mantenerlos a ellos". Mucha agua ha pasado debajo del puente desde entonces y díganme qué diferencia existe en la actualidad. Vemos como presidentes, ministros, legisladores, magistrados, asesores, cónsules, entre otros, reciben astronómicos emolumentos, mientras que la desnutrición infantil y la deserción escolar entre otros flagelos sociales están a la orden del día, porque los discursos demagogos que pronuncian los gobernantes son escritos por personas que nunca han pasado hambre, que carecen de sensibilidad social y en la mayoría de los casos han vivido como parásitos de los fondos públicos.

Es una soberana hipocresía hablar de solidaridad para los más necesitados cuando la clase gobernante hace suntuosos viajes y fiestas con familiares, amigos y copartidarios, todo incluido y con el dinero que pertenece a todos los panameños.

Ningún ciudadano que se respete a sí mismo, acepta como válido que ex presidentes hayan gastado más de cincuenta millones de balboas en partidas privadas o que vulgares serviles de la dictadura militar que aterraron, golpearon y humillaron a inocentes panameños, además de los desmedidos robos al erario, sean ahora miembros del gobierno y truenen que el pueblo debe sacrificarse sólo porque ellos tienen que vivir mejor.

La desvergüenza no tiene límites en la clase gobernante. Veamos: si un maestro gana cuatrocientos balboas al mes y debe pagar luz, agua, teléfono y combustible, además de todos los impuestos que establece la ley, por qué un diputado y magistrado que gana diez mil balboas lo exoneran de estos gastos e impuestos. Cómo vamos a acabar con la pobreza, si en Panamá, en medio de la crisis social, se fletan aviones para ir a Roma; mientras que en las áreas de difícil acceso no hay suero para atender las mordeduras de serpientes y los educadores que van allá a laborar tienen que dormir en el suelo y tomar agua no potable. Amen, que cubre todos sus gastos con su sueldo.

Los padres de familia exigen de nosotros los educadores que atendamos a sus hijos, tienen razón, y deben estar seguros que así lo haremos, puesto que recuperaremos los días no laborados, pero igualmente les solicito que les exijan al gobierno que acondicione los centros educativos para que sus hijos reciban clases de una manera digna, en aulas apropiadas y no en escuelas donde hacen falta baños, canchas para educación física, luminarias, ventilación, laboratorios, bibliotecas y materiales didácticos. Saben por qué, señores padres de familia, porque sus hijos también merecen respeto y una educación de primera; nosotros los educadores los respetamos exíjanle al gobierno que los respete. Resulta incongruente que los ex presidentes Ernesto Pérez y Mireya Moscoso hayan gastado más de cincuenta millones de balboas en viajes, joyas, champaña, caprichos y regalos, mientras que sus hijos, en muchas escuelas, no reciben un homenaje el Día del Estudiante porque según el gobierno no hay plata.

Reza un proverbio chino "No importa lo lejos que hayas ido por una carretera equivocada, vuélvete atrás", con este axioma quiero llamar la atención a los gobernantes para que pongan un alto a sus desmedidos intereses, un freno a la intolerancia y arrogancias y que recuerden que el tiempo no se detiene, luego cuando sean ex funcionarios sabrán de una vez por todas quienes son sus verdaderos amigos y lo más triste comprobarán que los que halagan ahora no lo hacen por ustedes como persona sino por el poder que ostentan. Si no me creen pregúntele a un ex presidente lo solo y miserable que se siente a pesar de los millones que posee producto del saqueo al erario. Ya es hora señor presidente que gobierne por el bien común y nada más grato en la vida, usted encontrará que un pueblo agradecido porque le hayan devuelto la dignidad que la clase gobernante le arrancó con cinismo desmedido.


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