Después de ocho años de la catástrofe del 11 de septiembre de 2001, persisten las dudas sobre la veracidad de lo ocurrido. Las torres uno y dos, ubicadas al lado Sur de Manhattan en Nueva York, se desplomaron. Estas eran dos de las siete estructuras que conformaron un complejo de edificios conocido como el World Trade Center. Siete horas después cayó la tercera torre, la número siete. El desplome ocurrió sin que el edificio fuese impactado por un tercer avión. Más de 500 ingenieros y arquitectos en esa ciudad, todos estadounidenses, han solicitado una investigación independiente que explique por qué las versiones oficiales son científicamente imposibles.
La Asociación por la Verdad del 11 de septiembre, en su sitio en internet, www.investigar11s.org, amplía en detalles estas y otras espeluznantes revelaciones que el mundo desconoce. Pensemos, por ejemplo, en que no existe ningún precedente histórico en el que una estructura de acero haya cedido producto de intensos incendios. Testimonios de policías, bomberos y civiles coinciden en haber escuchado explosiones antes y durante la caída de las torres.
Hace menos de seis meses, abril de 2009, la revista The Open Chemical Physics Journal publicó los resultados de una investigación que se prolongó durante 18 meses. Los medios tradicionales parecen haberle restado importancia. El artículo se titula: “Material de termita activo descubierto en el polvo de la catástrofe del WTC del 11-S”. Un equipo de nueve científicos, bajo la dirección de Niels Harrit, profesor del Departamento de Química de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, dio con el hallazgo. Esto provocó un gran revuelo en su país.
El descubrimiento demostró la existencia de nano-termita en cuatro puntos de Manhattan, en los alrededores del World Trade Center. La nano-termita está compuesta por una mezcla de polvo de aluminio y óxido que genera un intenso calor, logrando una temperatura de 2 mil 500 grados centígrados. Este calor produce hierro fundido que a su vez puede utilizarse para fundir otros hierros, incluso para soldar los carriles de una vía férrea. El origen de esta sustancia es producto de investigaciones militares avanzadas, se trata precisamente de tecnología militar.
La investigación parece confirmar lo que cientos de profesionales en Nueva York habían sustentado: las torres no se desplomaron por el impacto de los aviones ni a causa de los incendios.
El profesor Harrit, en una entrevista con la televisión danesa explicó que la nano- termita puede utilizarse como un explosivo muy poderoso, con más energía que la dinamita y viable como combustible de cohetes. El científico reveló el motivo de su investigación: “Cuando ves caer un tercer edificio de 186 metros y 47 pisos, en 6.5 segundos, siete horas después de la caída de las Torres Gemelas, como científico que eres, dices, wao”. Se refería a la Torre siete, conocida también como el edificio Salomón Brothers, que estaba ubicado a 100 metros de las Torres Gemelas.
Los resultados de esta investigación fueron entregados al vicepresidente de EU, Joe Biden y a varios congresistas en Washington, sin que hasta la fecha haya ocurrido nada. Los electores del país más poderoso del planeta permanecerán atentos. Ahora querrán comprobar si es cierto que su Presidente está dispuesto a romper paradigmas. ¿Abrirá Barack Obama las puertas que nos lleven a conocer las verdades ocultas tras la sombra del 11 de septiembre?
