En los últimos cinco años, el tiempo en que España ha recibido una oleada masiva de inmigración latinoamericana, ahora ya estabilizada, la demanda de alimentos y otros productos de esos países ha generado la importación a granel de comestibles de consumo masivo desde Chile, pasando por Perú y Ecuador y llegando hasta México.
Por eso, en muchas ciudades españolas ya es habitual toparse con "tiendas", "mini-mercados" o "colmados" bien surtidos de materias primas y otros alimentos imprescindibles en la cesta familiar "latina": harinas de maíz, galletas saladas, chocolate a la taza, ajíes, bebidas alcohólicas, refrescos, yuca, plátano y frutas.
Muchos de estos lugares, como los de Madrid, se surten de los grandes importadores de Mercamadrid, una de las centrales de abastos más grandes de Europa, a donde llegan productos de Latinoamérica y del resto del mundo.
En Mercamadrid, los alimentos frescos o elaborados deben cumplir una serie de requisitos, como pruebas fitosanitarias que permitan otorgar registros de sanidad y certificados para el consumo.
Unas vez cumplidos estos trámites, en algunos casos bastante rigurosos, los productos llegan a establecimientos como la tienda Alimentación Vegana, una de las muchas que hay ahora en Madrid.
Este mini-mercado tiene siempre plátano macho, el que utilizan cubanos, colombianos, dominicanos, ecuatorianos o peruanos para preparar los patacones o tostones. También yuca, tomate de árbol, granadillas o 'papas criollas'.
Uno de los dependientes de Vegana explica que la importación de todos estos alimentos se realiza porque en España y en el resto de Europa no existen o porque hay unos parecidos "que no son lo mismo".
Selene Arango, propietaria de la Bodega Latina, vende harinas, congelados, mazamorra congelada, maíz, hojas de tamal, buñuelos caseros "o los ingredientes para hacerlos".
Arango explicó a EFE que a pesar de que la oferta es cada día más amplia, los costos de la importación y el Impuesto al Valor Añadido (IVA) aumentan el precio y hacen que muchos latinoamericanos adquieran los productos importados de sus países sólo los fines de semana o cuando quieren darse un "homenaje".
La comerciante dice que por este motivo debe esforzarse por rebajar los precios y así "darle mejor salida" a las mercancías.
La oferta es grande de modo que cualquier añoranza gastronómica puede ser satisfecha sólo con acercarse a la tienda "latina": maíz mote peruano, rocoto y ají amarillo ecuatoriano, mate, dulce de leche y alfajores argentinos, salsas y tortillas mexicanas, limones verdes del Caribe, 'cuchuco', pulpa de frutas congelada y panela de Colombia, o "harina-pan" de Venezuela.
Otra comerciante pionera en la distribución de alimentación latinoamericana en Madrid es Xiomara Azcárate, colombiana, quien comenzó con una pequeña tienda y ahora acaba de abrir otro local, el bar-restaurante "El Rincón de Karen", donde ofrece una carta en la que incluye "patacón pisao", huevos "pericos", arepas o bandeja "paisa", todo típico de su país.
Xiomara está "encantada" -dice- porque entre su clientela adicta cada vez hay más españoles que desean probar cosas nuevas o que ya estuvieron en Latinoamérica y quieren volver a comer cosas que conocieron allí.
Y en el local de abarrotes de Karen, su lema "tu tienda de allí, aquí" resume la idea de todos los distribuidores y restauradores latinoamericanos en España.
Estos restaurantes y tiendas de ultramarinos en España cumplen la misma función de aquellos comercios que hace más de medio siglo ayudaron a los españoles emigrantes a encontrar en América sus vinos, el jamón serrano y el turrón o los polvorones de navidad.
