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A.Q. Khan y los anillos de proliferación nuclear

El pasado 10 de octubre de 2021 se conoció que Abdul Qadeer Khan, el arquitecto del programa nuclear pakistaní, había fallecido. Considerado como un héroe nacional en Islamabad por haber dotado al mundo islámico de su primera bomba nuclear y restablecer el balance estratégico en el conflicto con la India, A.Q. Khan, fuera de su natal Pakistán, es considerado como el máximo responsable del anillo de proliferación nuclear que facilitó tecnología e importantes conocimientos en la materia a Estados como Libia, Irán y Corea del Norte.

La forma en la que A.Q. Khan tuvo acceso a los insumos necesarios para desarrollar una bomba nuclear, a través de la centrifugación del uranio, es uno de los enigmas y, a su vez, uno de los desastres más importantes en materia de inteligencia y seguridad nuclear en la historia reciente. El punto cúspide del programa nuclear pakistaní fue el 28 y el 30 de mayo de 1998, cuando Islamabad abandonó su postura de ambigüedad nuclear, y probó de forma exitosa una serie de artefactos nucleares en respuesta a los ensayos realizados por la India en ese mismo mes.

El programa nuclear pakistaní tiene sus orígenes en el período subsecuente a la guerra indo-paquistaní del 1965 y la decisión de los Estados Unidos, el principal proveedor de armamentos de Pakistán, en ese entonces, de no venderle armamentos convencionales a ninguna de las partes en conflicto. Esto a su vez llevó a un acercamiento entre Pakistán y China, que a la postre se convertiría en uno de sus mayores proveedores de armas convencionales. Ante la evidente disparidad en materia de armamento convencional y los importantes pasos que había tomado la India en el desarrollo de armas nucleares, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores pakistaní, Zulfikar Ali Bhutto, decidió impulsar un programa similar.

Luego de la guerra de 1971 que culminó con la secesión de Bangladesh, Ali Bhutto se convierte en presidente y luego en primer ministro. Utilizando una retórica nacionalista, anti-imperialista y anti-India, adoptó un programa nuclear, que sólo se vería reforzado por la “explosión nuclear pacífica” llevada a cabo por la India en 1974. En ese momento, Ali Bhutto impulsó un programa alterno al de la Comisión Pakistaní de Energía Atómica, bajo el liderazgo del ingeniero metalúrgico, A.Q. Khan. Este nuevo programa, a diferencia de su contraparte, buscaba el enriquecimiento del uranio y no de plutonio. Lo anterior, implicaba un proceso de centrifugación, en vez de la construcción y el desarrollo de reactores nucleares.

A.Q. Khan trabajó en el consorcio de ingeniería Urenco y en la planta de ultra-centrifugación Almelo, en Países Bajos. Fue ahí en donde obtuvo de forma clandestina los modelos para las centrifugadoras de uranio, las cuales serían ensambladas en Pakistán, luego de un complejo proceso de redes encubiertas para obtener la tecnología, el hardware necesario y los componentes cruciales. Su programa ganó mayor auge luego de la enmienda Symington de 1976 del Congreso estadounidense que buscaba evitar la proliferación horizontal, pues la centrifugación se podía llevar a cabo de forma encubierta. En ese sentido a partir de finales de los 70, China facilitaría asistencia técnica nuclear a Pakistán, en un esfuerzo por contrarrestar a la India. Según reportes de inteligencia estadounidense de 1983-84, China llegó incluso a proveer los diseños para un dispositivo nuclear de uranio de bajo rendimiento. Para 1984, la ambigüedad nuclear pakistaní era un hecho.

Luego de los ensayos de 1998, las sanciones internacionales se hicieron sentir en la economía pakistaní. En 2001, el presidente Pervez Musharraf destituyó a Khan de su rol en el Laboratorio Kahuta. En ese momento, la red clandestina de Khan había pasado de la importación a la exportación del conocimiento y las capacidades para la proliferación nuclear. Gran parte del programa de centrifugación iraní en Nantaz se construyó a través de diseños y materiales de su red. De igual forma, intercambió con Corea del Norte, su tecnología nuclear por la experticia norcoreana en misiles. También le facilitaría información sensitiva y diseños a la Libia de Gadafi. Además, se le acercaría sin éxito a Iraq y a Siria. Sería precisamente en el marco de las negociaciones entre Libia y EE.UU. de 2003, que la Agencia Central de Inteligencia recibiría evidencia suficiente de la participación de Khan en distintos anillos de proliferación. Al respecto, EE.UU. presionaría a Pakistán, Khan haría una confesión televisada y sería puesto bajo arresto domiciliario.

El caso de A.Q. Khan nos ilustra sobre los peligros que representan los anillos de proliferación nuclear y como un individuo, a través de una red clandestina, puede contribuir a la proliferación horizontal e incluso facilitar tecnología a actores no estatales, incluyendo grupos terroristas. A pesar de los esfuerzos en la materia a través de distintos instrumentos legales internacionales y el trabajo del Organismo Internacional de Energía Atómica, la proliferación nuclear y el uso de la energía nuclear con propósitos disruptivos representa una de las principales amenazas a la paz y a la seguridad internacionales.

El autor es abogado y profesor de derecho internacional


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