El diccionario de la Real Academia Española define inocuo como “que no hace daño”. En 2018, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 7 de junio como Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, para llamar la atención sobre la alta carga mundial de enfermedades de transmisión alimentaria que afecta a personas de todas las edades, en particular los menores de cinco años.
La Organización Mundial de la Salud estimó que las enfermedades de transmisión alimentaria (ETA) en la región de las Américas, afectan cada año a 77 millones de personas, de las cuales fallecen más de 9,000; 31 millones de los afectados son menores de 5 años de edad y mueren más de 2,000.
La diarrea es el síntoma agudo más frecuente de las enfermedades de transmisión alimentaria. En 2019, el Instituto de Estadística y Censo (Inec) reportó 140 defunciones a causa de esta enfermedad en Panamá, de los cuales 73 eran menores de 5 años.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), adoptaron como lema para 2021 “La inocuidad de los alimentos es un asunto de todos”, desde productores, elaboradores, transportistas, distribuidores, minoristas y hasta cocineros y consumidores. Así, todos debemos mantener la limpieza a través del lavado de manos y desinfección de superficies; utilizar agua potable y lavar los alimentos frescos, en especial si se consumen crudos; separar los alimentos crudos de los cocidos en distintos recipientes; cocinar completamente los alimentos; no descongelar los alimentos a temperatura ambiente, ni dejar los alimentos cocidos a esa temperatura por más de 2 horas.
Aunque no hay reporte de casos de transmisión de Covid–19 mediante los alimentos, en la pandemia destacan situaciones relacionadas con la inocuidad de alimentos, como la higiene, las zoonosis, los fraudes alimentarios y el control de sistemas de producción y transformación de alimentos.
Por ello, una de las principales prioridades en un futuro cercano será reducir las disrupciones a lo largo de la cadena de suministro, para garantizar la seguridad alimentaria nutricional de la población.
La autora es nutricionista–dietista con especialización en ciencia de los alimentos y nutrición humana, y miembro del movimiento Ciencia en Panamá

