El 29 de septiembre de cada año, Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Al respecto, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) considera que la reducción de pérdida y desperdicio de alimentos, “es el principal medio para reforzar la sostenibilidad de sistemas alimentarios y mejorar la salud de personas y del planeta”.
El informe de 2019 sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación de la FAO define la pérdida de alimento como la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores, donde se producen los desperdicios.
El Programa de Acción de Desechos y Recursos afirmó en 2016 que la ciudad de Panamá genera diariamente 335 toneladas de desechos alimentarios -122,000 toneladas anuales -, lo que produce 144 toneladas diarias de emisiones de gases de invernadero (Proyecto RCY116, Alcaldía de Panamá). Por su parte, el Índice de Desperdicio de Alimentos 2021, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, estima que anualmente se producen 313,919 toneladas de desperdicios de alimentos domésticos en el país.
En la actualidad, escasean los datos confiables relacionados con la magnitud y efectos de las pérdidas y desperdicios de alimentos, y mucho menos se concretizan soluciones estratégicas. Así, en materia de políticas públicas, Panamá estableció mediante la Ley 37 de 2014, el régimen especial para la donación de alimentos, que obliga a productores y comerciantes a donar alimentos aptos para el consumo humano a bancos de alimentos.
La pandemia de Covid-19 ha provocado cambios en los sistemas agroalimentarios, como el acceso limitado a insumos agrícolas y a productores en mercados locales. Además, los mercados minoristas tienden a sobre abastecerse con los productos más demandados. Los patrones de compra y consumo de alimentos han cambiado; hay interrupción de los programas de alimentación escolar e incremento de la inseguridad alimentaria y nutricional.
Aprovechemos este día para priorizar acciones que reduzcan la pérdida y desperdicio de alimentos en nuestro país.
La autora es nutricionista–dietista y miembro de Ciencia en Panamá
