El amor implica confianza, protección, respeto a los gustos del otro, comunicación, caricias, ayuda al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada.
Hoy, 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; fecha en la que debemos meditar sobre la violencia en nuestro país, que se ha convertido en un problema social que trastoca los valores familiares incidiendo en la vida pública y privada de todos los habitantes.
Algunos hombres confunden el amor con los celos, el control, el abuso, el maltrato, las exigencias excesivas y los gritos; cuando las mujeres soportan una relación abusiva, dañan su salud física y mental, porque no saben protegerse. La violencia viene a ser aquella manera de actuar haciendo uso excesivo de la fuerza física, pero este tipo de violencia no es la única utilizada por los hombres, también está la violencia psicológica o maltrato verbal, que, igual daño causa, llevando consigo la destrucción sistemática de su autoestima, por medio de las críticas, los insultos y las burlas. No hay duda de que a veces los golpes al alma pueden herir mucho más que los golpes al cuerpo, los que dejan heridas muy profundas y duraderas.
A la mujer victimizada, se le hace difícil abandonar la relación de pareja, pues llega a creer que el maltrato físico o psicológico no es lo suficientemente dañino como para intentar detenerlo; algunas piensan en su seguridad económica o simplemente, sienten vergüenza por lo que les sucede, llegando a creer que son merecedoras de tales abusos por eso prefieren mantenerlo en secreto, pero al final, todas ellas sufren de problemas emocionales, que las hacen incapaces de establecer límites.
Las mujeres maltratadas deben tomar conciencia de que no son culpables de los golpes o abusos emocionales, el problema radica en sus parejas, que son hombres que padecen de trastornos psicológicos, presentando un perfil de inmadurez, impaciencia, dependencia afectiva, inseguridad y son emocionalmente inestables; traspolando la agresividad acumulada hacia sus mujeres. Hombres estos que provienen de hogares violentos, en los que han crecido viendo maltratar y siendo maltratados. Por lo que si las mujeres no ponen límites y permanecen junto a ellos, el ciclo va a continuar cada vez peor.
Lo anterior nos hace pensar en la familia, que en términos generales constituye una institución sagrada, que tiene como base fundamental a la sociedad, pues es considerada como el grupo social primario, ya que está organizada de una manera estable, teniendo entre sus características la reproducción biológica, la protección de sus miembros y la transmisión de los principios y valores a través del proceso de socialización, por lo que el Estado tiene la obligación de protegerla de todo lo que pueda menoscabarla.
