Solo quedaban 10 días para que se iniciara la Segunda Feria Internacional del Libro de Panamá y Séptima Feria Internacional del Libro de Centroamérica. Los organizadores todavía no contaban con el dinero para montar el pabellón de los niños. Ahora, al ver el pabellón montado y lleno de curiosos jovencitos, es obvio que mucho es lo que se pudo lograr. Fue gracias al esfuerzo de los organizadores y a todas las personas que contribuyeron para que este pabellón se montara, y ahora es uno de los que más movimiento tienen en toda la feria.
Según Gloria Bejarano, directora de la Fundación Casa Taller y del Pabellón de los Niños, este ha sido todo un éxito. "El movimiento ha sido tal que en la mañana no nos damos abasto de tantos niños que vienen", asegura. En algunas ocasiones hasta han tenido que llevarse algunos grupos a otros salones para llevar a cabo talleres y horas de cuento.
Noris Muñoz, pabellonista, cuenta que desde las 9 de la mañana está lleno. "Están viniendo escuelas que estaban preinscritas, pero incluso hemos atendido escuelas que no están inscritas", cuenta.
Los niños parecen estar muy contentos. "Les gusta que no es una cosa rígida. Aquí hay espacio para crear y en un momentito se dan cuenta de que pueden crear muchas cosas", dice Muñoz. Las actividades que ofrece el pabellón son muy diversas y les dan libertad a los niños para hacer muchas cosas, no solo ponerse a leer.
Bejarano cuenta que a los niños parece gustarles todo. "Que les cuenten un cuento es algo delicioso para ellos. Y que ellos puedan también escribir sus cuentos, pintarlos, actuarlos les gusta muchísimo", dice.
Dicho de otra forma, el pabellón es una oportunidad para que los niños puedan expresarse y para que descubran la magia de la literatura. "Creo que lo más importante es cómo relacionan ellos su vida con la literatura porque esa es la forma como nosotros jugamos a formar lectores", dice.
