El saber popular ha dicho muchas veces que a la hora de votar salen arnulfistas de debajo de las piedras. Este concepto tiene su base, primero, en la realidad arnulfista de que por muchos años fuimos perseguidos por aquellos que buscan el poder a espaldas del pueblo y, segundo, siempre habíamos sabido representar el querer mayoritario del pueblo panameño en las urnas.
Esto se ha demostrado en la historia electoral de nuestro partido, el que ganando elecciones, fue víctima de muchos fraudes electorales, y hasta golpes de Estado, con tal de impedir que un gobierno que verdaderamente representa los intereses de las mayorías, vaya equilibrando el desbalance gigantesco existente entre los que mucho tienen y los que tienen muy poco. Equilibrio que no se puede encontrar en los trasnochados y absurdos quehaceres de la extrema izquierda o de la extrema derecha, sino en la doctrina arnulfista - panameñista.
Sin embargo, nuestro partido sufre el descalabro electoral más aparatoso en nuestra historia cuando a duras penas llega en un muy remoto tercer lugar en la contienda de 2004.
Tal como lo he venido manifestando muchas veces, este descalabro electoral, jamás experimentado en la historia de nuestro glorioso partido, fue producto de una mala dirección llevada a cabo por una cúpula que no quiso responder a las voces de los que estábamos en desacuerdo con los desmanes que se venían cometiendo. Una cúpula que se rodeó de oportunistas en vez de copartidarios.
El daño con anterioridad señalado se acrecentó con las acusaciones de malversación y corrupción que no fueron investigadas, y mucho menos castigadas; muchas de éstas, patrocinadas por personas que no pertenecen, ni han pertenecido al partido, hasta llegar hoy, al colmo de escándalos sobre el local del partido, el subsidio electoral, secuestro de mobiliario, insultos etc.
En los últimos tiempos hemos visto cómo los que manejaban el partido, y algunos otros grupos que en la actualidad quieren apoderarse de él, pretenden mantener la votación indirecta en las elecciones internas del partido. Si antes con dinero y presión se forzaba y manipulaba a la mayoría de los 725 convencionales, para continuar controlando el directorio nacional o la junta directiva (hoy) ¿cuál sería el problema en meter más dinero y más presión para continuar manipulando a un número de convencionales que ahora se estima que llegarán a mil o mil doscientos? A mi juicio, ninguno.
El procedimiento para escoger a todos los directorios del partido a nivel nacional, provincial, distritorial, y de corregimiento, incluyendo una junta consultiva, tiene que ser por el método de votación directa por los más de ciento cincuenta mil inscritos del partido, para que bajo ningún concepto, la elección pueda ser manipulada por grupos recién llegados y/o económicamente poderosos.
El arnulfismo de base tiene que exigir la votación directa, si no, el partido se extingue. Además, una elección directa para escoger a todos los dignatarios del partido barrería con lo que nos ha quedado de la administración anterior y nos daría la cohesión y unidad necesarias para presentarnos con honestidad y como la alternativa en las elecciones del año 2009.
Créanme, la votación directa que representa el control directo del partido por las bases es esencial para la supervivencia de nuestro glorioso partido como tal. De otra manera, quedaremos en manos de "la misma gente en el mismo ambiente" y pasaremos a ser uno más de los numerosos partiditos con dueño, que dan tumbos y bandazos de aquí para allá y viceversa. Nunca más seremos lo que fuimos, el partido de la ideología panameñista.