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Pandemia

¡Buenas noticias!

Desde que comenzó la pandemia el año pasado, no han sido muchas las buenas noticias que nos ha ofrecido esta distopía llamada Covid-19. Por eso, vale la pena repasar algunas cosas positivas que se han ido dando durante las últimas semanas. Tanto globalmente, como en Panamá.

El proceso de vacunación progresa en todo el mundo. Si bien en algunos lugares no va a la velocidad que se quisiera, ya se han administrado globalmente más de 953 millones de dosis (según el vaccine tracker del New York Times) lo cual, en alrededor de cuatro meses, es la vacunación masiva más importante de la historia, en función del tiempo. Países como Israel, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Reino Unido, Uruguay y Chile, han logrado vacunaciones muy importantes en función del total de su población.

Israel, que ejecutó un agresivo programa de vacunación general de la población, ya tiene vacunada de forma completa a mas del 56% de sus habitantes, lo que le ha permitido eliminar muchas de las restricciones de movilidad y las precauciones que fueron implementadas en los momentos más severos de la pandemia. De hecho, esta semana circuló un anuncio de Israel, de cómo sus habitantes vuelven a estar sin mascarillas y a interactuar físicamente sin mayor limitación.

Aunque no todas las vacunas tienen la misma efectividad para evitar la transmisión de la enfermedad, lo que parece ser un hecho es que todas son efectivas para prevenir hospitalizaciones, casos severos y muertes. Esta semana, el Financial Times publicó una serie de gráficas que demuestran claramente la utilidad de las vacunas. En Gran Bretaña, por ejemplo, se analizan separadamente los casos por grupos de edad, con respecto al 25 de enero, cuando comenzó el programa de vacunación masiva. En estos tres meses, los casos entre 50 y 60 años de edad han disminuido un 20%, mientras que en los mayores de 90 años (que fueron vacunados prioritariamente), la reducción es casi 80%. Datos similares se describen en Francia y Estados Unidos. En Francia, los casos, las hospitalizaciones y las muertes han aumentado en los menores de 69 años, mientras que en los mayores de 70 (muchos ya vacunados), se han mantenido estables o incluso han disminuido, a pesar de ser el grupo de más alto riesgo.

Otro dato positivo es que la FDA levantó la suspensión de la vacuna desarrollada por Johnson & Johnson por casos de trombosis. Al igual que pasa con la vacuna de AstraZeneca, se consideró que la incidencia es muy baja y que los beneficios son muy superiores a los riesgos.

Pero en Panamá también hay buenas noticias. Esta semana, se comenzó a poner la vacuna de AstraZeneca en quienes lo quisieran de forma voluntaria en hombres mayores de 30 años de edad y mujeres mayores de 50 (debido al potencial aumento del riesgo de trombosis en mujeres en edad reproductiva). Lo mejor es que en tres días se habían agotado los cupos para la vacunación. Esto nos demuestra que hay mucha gente que hace caso a las recomendaciones de la ciencia y no se dejan llevar por las ideas absurdas de quienes siguen hablando de la “falsa seguridad” de las vacunas o quienes inventan conspiraciones y tratamientos irracionales.

Del mismo modo, el número de casos en Panamá no se ha incrementado como se suponía podría ser el caso a estar alturas, a pesar de la disminución de las restricciones en circulación. Aunque ha habido un ligero incremento en el número de pacientes en cuidados intensivos, el porcentaje de positividad y las defunciones hasta ahora se mantienen controlados. Entre las posibles explicaciones que se ha dado a este fenómeno, se incluye el apego de los panameños a las medidas de protección, como uso de mascarillas, distanciamiento en sitios cerrados y lavado constante de manos.

Igualmente, la vacunación en áreas de la provincia de Panamá donde la incidencia de casos era más alta puede estar haciéndose notar, principalmente en las hospitalizaciones y la mortalidad de los grupos que ya están vacunados

Otra posible explicación sería una consecuencia del desastre que vivimos en diciembre y enero, cuando el número de casos estaba completamente fuera de control. Tomando en cuenta todas las personas que padecieron Covid-19, así como todos aquellos que estuvieron expuestos y que, sin haber desarrollado un cuadro clínico evidente, pudieron desarrollar algún grado de inmunidad natural, puede ser que, a estas alturas, en los lugares donde la transmisión era más agresiva, ya hay un porcentaje importante de la población con protección.

Según se dijo esta semana, el Instituto Gorgas comenzará un estudio de seroprevalencia, para tener una idea más objetiva de cuántas personas tienen algún grado de protección contra la infección.

Hoy, que la Marcha por la Ciencia volverá a tener que hacerse de manera virtual por las restricciones que nos impone la ciencia, da mucha esperanza ver que todo el esfuerzo de muchísima gente pareciera estar logrando sus objetivos. No bajemos la guardia, que ya falta menos…

El autor es cardiólogo y miembro del movimiento Ciencia en Panamá


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