Gran parte de la población mundial considera que el cambio climático es causado única y exclusivamente por la contaminación ambiental y los gases de efecto invernadero, producto de las actividades humanas. No es totalmente cierto. Lo que desconocen muchos es que, en realidad, el cambio climático es consecuencia de un proceso completamente normal y cíclico que tiene el planeta Tierra, cada miles de años. Esta confusión puede deberse a la interpretación de muchos como sinónimos de dos términos que aparentan tener un mismo significado. Cambio climático y calentamiento global no son sinónimos.
El efecto invernadero es un proceso natural del planeta en el que la atmósfera retiene parte del calor proveniente del sol, evitando que el planeta sea frío e inhabitable. Esto permite mantener una temperatura global promedio y contar con las condiciones óptimas para albergar la vida de todos los ecosistemas del mundo.
La atmósfera es la capa más externa de la Tierra. Está constituida por gases, que, equilibrados, proporcionan la protección adecuada contra la penetración directa de los rayos ultravioletas, absorbiéndolos en la capa de ozono. Debido a la alteración de la composición de la atmósfera, consecuencia de las actividades humanas, aumentan la emisión de gases de efectos invernadero, la atmósfera retiene más calor, lo que deriva en el aumento de la temperatura promedio de la Tierra.
El calentamiento global es producido por el efecto invernadero, un proceso natural de la Tierra. El calentamiento global es el aumento gradual y a largo plazo de la temperatura promedio del planeta, antecedido por el enfriamiento global o glaciación. No es correcto decir que las actividades humanas causan el calentamiento global. Sí es acertado afirmar que el calentamiento global está acelerando su evolución natural y potenciando sus consecuencias, debido a las acciones antropogénicas, es decir, el efecto medioambiental causado por las actividades humanas.
El calentamiento global causa el cambio climático. La tierra tiene un sistema climático conformado por cinco elementos: atmósfera, hidrósfera, biósfera, litósfera y criósfera, que interactúan entre sí y mantienen una temperatura equilibrada. Estos cinco componentes del sistema climático influyen en el clima, una medición meteorológica realizada en un periodo determinado, de una región geográfica específica. El cambio climático es la variación de la temperatura promedio de la Tierra de manera progresiva, consecuencia del clima.
Hoy sabemos que el efecto invernadero causa el calentamiento global y este último, a su vez, incide sobre el cambio climático. Es un proceso cíclico, perfectamente normal y necesario que debe cumplir la Tierra y que culmina con el enfriamiento global, para dar paso nuevamente a un nuevo calentamiento. El calentamiento global precede a un periodo de glaciación. El período de calentamiento global que hoy conocemos, es calificado por los científicos como interglaciar, puesto que es el intermedio entre dos glaciaciones y permite una fase climática mesotérmica, es decir, entre fría y cálida. Se cree que hubo al menos, cuatro glaciaciones en la historia de la Tierra. Todas culminaron debido a los gases de efecto invernadero provenientes de los volcanes. El efecto invernadero tiene gran importancia en la evolución natural del planeta.
El incremento de la población mundial y las actividades humanas resultado de dicho incremento, influyen en la aceleración del calentamiento global. Hay repercusiones muy preocupantes y amenazantes para la sociedad moderna. Aunque comprensible, la intención de frenar el calentamiento global no es realista. Aún si no existiera contaminación ambiental ni emisiones de gases de efecto invernadero, el calentamiento global seguiría su curso.
Ya sabemos que no es posible frenar el calentamiento global y, por ende, el cambio climático. Igual, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para proteger nuestro medioambiente. Urge evitar acelerar o desacelerar los ciclos. Hay que vivir en armonía con la naturaleza, respetando su evolución natural. Esta evolución incluye fenómenos como la extinción o aparición de nuevas especies; el deshielo de los polos y el aumento de las temperaturas. La juventud está preocupada por el cuidado de la casa común, ha alzado su voz y seguirá luchando. El esfuerzo colectivo debe dirigirse, a utilizar con responsabilidad y sostenibilidad económica y ambiental, los recursos de todos. Lo que hoy hacemos, no debe afectar nuestra casa. La tierra es nuestro hogar. Cuidémosla.
La autora es miembro de Jóvenes Unidos por la Educación