BOROVETS, Bulgaria. (EFE) Kalina, la hija del primer ministro búlgaro Simeón de Sajonia Coburgo, se casó el fin de semana con el investigador español Kitín Muñoz, en las faldas del pico Musalá, el más alto de los Balcanes, en una ceremonia que ofició el obispo católico de Plóvdiv y Sofía, monseñor Gueorgui Yóvchev.
Unos quinientos invitados del mundo político y familias reales y de la nobleza europea presenciaron cómo Kalina, acompañada por su padre, apareció vestida con un traje blanco típico de la región de la montaña del Rodope, mientras que Kitín, acompañado por su madre, vestía traje negro oficial.
Entre los invitados destacaban el presidente de Bulgaria, Gueorgui Parvanov, con su esposa Zorka; los ministros búlgaros y todos los hijos de Simeón, con sus respectivas esposas, además de la infanta española Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín.
La boda se celebró a mil 300 metros de altura, en una tienda adaptada para servir de iglesia, de acuerdo con el deseo de Kalina, quien, según asegura la prensa búlgara, quería aparecer en una tienda de campaña que le regaló un amigo de Kitín en traje negro, pero luego se dejó convencer por su padre y optó por el tradicional color de las novias.
La tienda se instaló en el renombrado balneario de invierno de Bórovets, donde Simeón y su esposa, la española Margarita Gómez-Acebo, poseen un castillo.
La boda fue transmitida en directo por la televisión privada BTV, e incluyó también una película dedicada a los viajes de Kitín, al igual que historias relacionadas con las bodas de los abuelos y bisabuelos de Kalina.
La cadena de TV fue el único medio búlgaro que se permitió además la libertad de hablar de la boda de la hija del rey Simeón II, mientras que para los demás medios de información se trataba de la boda de la hija del primer ministro Simeón de Sajonia Coburgo, que fue destronado en 1946 y que es el jefe del Gobierno búlgaro desde el 24 de julio de 2001.
En vísperas de su enlace, Kalina dijo, en declaraciones al diario 24 chasa, que se siente muy feliz por el hecho de que tanta gente haya llegado a ver Bulgaria y que espera que todos ellos se queden con muy buenas impresiones del país.
Simeón, que no ha ocultado que para él la boda ha sido una posibilidad más de hacer una campaña de relaciones públicas a favor de su país, expresó en ese diario el mismo orgullo por poder mostrar Bulgaria.
Mientras tanto, en las calles de Bórovets había coros folclóricos de mujeres y pabellones de artesanía, en los que los invitados compraban sus regalos y recuerdos mientras exhibían sus lujosos trajes, o se calentaban en fogatas encendidas en varios lugares.
Luego Anguel Némov, alcalde de Sámokov, la ciudad más cercana, a sólo 11 kilómetros de Bórovets, obsequió a los recién casados con la llave de la ciudad y con el icono de San Simeón de Sámokov, mientras que el padre de Kalina ofreció a los numerosos ciudadanos presentes vino y entremeses.
