La polémica está asegurada con Irán. En la central nuclear de Bushehr se están cargando las primeras barras de combustible, mientras a nivel internacional Teherán vuelve a mostrar una actitud desafiante en la disputa por la polémica nuclear.
Casi 36 años después de que se colocara la primera piedra, la primera central nuclear de Irán en la ciudad portuaria de Bushehr, en el sur del país, está finalmente lista para comenzar a funcionar. El proyecto se ha estado posponiendo en parte por falta de tecnología y en parte por las reticencias políticas y las protestas de Estados Unidos e Israel.
En agosto pasado se inauguró finalmente la central y previsiblemente a principios de 2011 el primer reactor será conectado a la red eléctrica del país, tras completar la carga de las 160 barras de combustible procedentes de Rusia.
Antes de mitad de 2011, el reactor de agua ligera alcanzará su potencial máximo de un millar de megavatios. “Este gran proyecto demostró que, a pesar de la presión política y todas las sanciones, nadie puede disputar a Irán sus derechos nucleares”, dijo el jefe de la agencia nuclear iraní, Ali Akbar Salehi.
La central nuclear de Bushehr, sin embargo, ha dejado de ser desde hace tiempo un tema relevante en la polémica nuclear con Teherán. Puesto que los rusos seguirán dirigiendo la central al menos tres años más y suministrarán combustible durante otros 10, la Agencia Internacional de la Energía Atómica podrá seguir la evolución de forma constante y por ello Bushehr está tolerada por las potencias mundiales. “Occidente se queja de la central de Bushehr, pero en términos generales se confía en Rusia y en que Irán no la utilice para fines no civiles”, comentó un diplomático en Teherán. También Moscú aseguró a la comunidad internacional que la planta tan solo se utilizará para producir energía eléctrica.
La cuestión candente es si ahora Irán negociará o no con Rusia el enriquecimiento de uranio, la disputa central con las principales potencias occidentales. “Negociar sí, dejar de enriquecer uranio no”, dijo el negociador jefe en asuntos nucleares, Said Yalili.