BUENOS AIRES, Argentina, (EFE).Con 76 premios internacionales, medio centenar de filmes estrenados y una treintena de películas rodadas este año, la cinematografía argentina despuntó en el extranjero y logró una inusitada cosecha de espectadores locales, ajena a la crisis económica que azotó al país.
Este es un muy buen momento para el cine nacional. Pero no es una moda: se debe a la irrupción de una generación de jóvenes directores que le da un aire nuevo a un cine que ya era considerado exitoso, señaló el vicepresidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Jorge Alvarez.
Este año, la cinematografía argentina logró una cifra récord de galardones internacionales e incluso estuvo representada en los premios Oscar con el filme El hijo de la novia. En el plano local, el éxito del cine argentino no fue menor: el 18 por ciento de los filmes que se vieron este año en el país suramericano fueron de producción nacional, un porcentaje récord en Latinoamérica.
Entre las más taquilleras estuvieron Lugares comunes, de Adolfo Aristarain; El Bonaerense, de Pablo Trapero; Un Oso Rojo, de Adrián Caetano; Historias Mínimas, de Carlos Sorín; Kamchatka, de Marcelo Piñeyro; y Apasionados, de Juan José Jusid.
