Chinito Fong metía la regadera del aspersor muy cerca de los bordes del tonel lleno de larvas, pero estas seguían vivitas y serpenteando, como pequeñas víboras. Galindo se despojó del morral y enderezó su casco para recibir al consultor de la OPS, el colombiano José Matute, hombre recio, disciplinado e implacable en la persecución del mortal insecto.
Matute era un cholo blanco de cabello puntiagudo, mezcla de chino, indio y prusiano. "Jee...así que el aedes se resiste al mallation". Enseguida golpeó una lata vacía con la punta de la bota, al momento que ordenaba con voz de militar: "muchachos, aunque el mosquito se arme de un caparazón, tenemos que acabarlo; duplicaremos la dosis de mallation y si no... los mataremos a palazos".
Este episodio de la campaña contra la fiebre amarilla me recuerda que en Panamá los corruptos han creado un coraza blindada –inmune a todo– tan gruesa como la de los temibles cocodrilos del río Nilo. No les inmuta que haya pruebas del delito, que su nombre salga en los periódicos o que un Quijote soñador los denuncie ante la justicia por peculado. Saben bien que su concha es impenetrable. ¿Recuerdan el robo millonario de la Caja de Seguro Social en el que estaba involucrado un grupo de mandaderos del militarismo? Todo quedó en que los chivitos se perdieron en el monte.
El enriquecimiento ilícito es más viejo que la picazón. La corrupción data del hombre de las cavernas, cuando no faltaban los avivatos que plagiaban los dibujos de las cuevas. Sabrá Dios a cuántos cavernícolas les robaron el manduco, mientras dormían la siesta. Todavía no se sabe qué fue primero, si la corrupción o la impunidad.
La corrupción no se terminará con el nombramiento de "zares" ni con la designación de comisiones inoperantes, en las que hay algunos integrantes llamados a promover la honestidad en la administración pública, que, como enormes pulpos, echan tinta al agua para obstaculizar cualquier posibilidad de transparencia. Amigos lectores, nunca olviden que la corrupción es como la mediocridad: solidaria.
José Manuel González, militante del Partido Socialista Español (PSOE), señala en su artículo titulado "La corrupción política, abrir ventanas participativas y críticas", que con frecuencia "en el campo de la política, el apasionamiento, el previo posicionamiento, la vaguedad intelectual o el simplismo radical nos hacen caer en el cinismo de considerarnos ajenos al problema: son los otros los corruptos, los políticos".
"Hemos adquirido de nuestra habitual militancia en la doble moral una exquisita capacidad para exculparnos; y exculparnos, no solo como individuos, sino como grupo y civilización. Es alarmante, sustancialmente escandaloso, comprobar que la ausencia de valores éticos se vive como una atmósfera que respiramos con normalidad; y así, el escándalo por los acontecimientos económicos no refleja sino el sustancial atractivo que el propio dinero ejerce en nuestras vidas", expresa González.
Hay que hacer una revisión de todo el sistema de justicia para estimular a los buenos fiscales y a los jueces honestos, que todavía quedan muchos. Pero por ahora, como marchan las cosas, los creyentes que esperan que alguien vaya a la cárcel por el despilfarro de nuestros impuestos, mal llamados partidas secretas, terminarán por llevar a su perica al ginecólogo para ver si está preñada. Por lo regular, salvo meritorias excepciones, las cárceles se construyeron para los pobres que no tienen dinero para pagar un buen abogado y el favor a los jueces. No nos llamemos a engaños; sin verdaderos cambios, las campañas de adecentamiento de la administración pública durarán lo mismo que la candela de capullo y tendrán la veracidad de una cojera de perro. Eso de llevar a ex presidentes a la justicia ocurre en países utópicos, lejanos, como Costa Rica. Aquí recurrirán a todas las artimañas para que los corruptos entren al burladero y se salven de los cachos de la justicia.
Hay una lluvia de denuncias, que lo único que traerá es más gastadera de papel. Todos sabemos dónde están los ladrones y en qué han invertido el dinero (casas de playa, cuentas bancarias en el extranjero, congeladores bancarios, autos lujosos, fincas, residencias palaciegas).
Pido disculpas por ser tan pesimista. El día que un ex presidente de Panamá, un millonario o un nuevo rico vayan a la cárcel, las ranas comenzarán a rasurarse las axilas. Y a propósito de Matute, todavía no han exterminado el mosquito que creó una coraza, tan dura como la de los cocodrilos del Nilo.
