Es el momento de pensar en grande y precisamente en lo que bien pudiéramos llamar una sólida economía, que recoja conceptos claros, precisos y concisos, pero al mismo tiempo dotados de altos niveles de pragmatismo, que promuevan también un alto grado de confiabilidad no solo para los panameños, sino incluso para el inversionista extranjero.
Aplicando la retórica al concepto que nos ocupa, a mi modo de ver, cuando consideramos algo nuevo significa que lo viejo ha sufrido una transformación, dando origen a una modalidad naciente con distintos componentes más adecuados a la realidad imperante, por lo que es necesario que el nuevo concepto recoja todo el sentir del pueblo panameño en sus justas aspiraciones.
El éxito de toda esta trama está en la correcta toma de decisiones, con toda la rigidez que la situación amerita, sin doblegar la autoridad que se le ha otorgado desde el mismo momento en que el pueblo decidió escoger a su mandatario en las urnas; solo así se podrían cuantificar los efectos positivos que se generan a raíz de la imposición de la norma al nuevo concepto.
Los nuevos cambios que se generen tienen que aportar soluciones efectivas directas y a corto plazo, sobre todo aquellas relacionadas con las expectativas más imperantes del pueblo que confió en su nuevo líder político. Ahora, ¿cómo se podrá lograr este cambio tan sustancial? Recuerdo un eslogan muy popular, a finales de la década del cincuenta, que decía con chico de oro y pocas libretas. Este hacía alusión a que todo lo fácil se conseguía, como en esa promoción publicitaria de artículos de tipo popular; lo cierto es que no será así de sencillo, porque en el rejuego político hay muchos compromisos que en cualquier momento harán su debut y tendrán que ser oídos.
Este es el momento de todos los panameños, profesionales o no, humildes de esta nación, para que se les conceda la oportunidad de servir a su Patria Nueva; es una responsabilidad que compete a todos, y el nuevo gobierno debe tomar en cuenta la buena voluntad de los hombres de esta patria que desean servirle como hijos meritorios.
Ya quedó atrás el amiguismo oportunista y los favores político-partidistas que no tienen cabida en este nuevo rol; al clamor de un rotundo e indudable triunfo del candidato Martín Torrijos y su pueblo, solo nos queda brindarle todo nuestro apoyo al nuevo gobernante, con participación más activa en lo concerniente a la conducción de este país.
En calidad de profesional de las relaciones internacionales sugiero la inminente reestructuración del Ministerio de Relaciones Exteriores de forma moderna y científica, debido a lo obsoleto e inoperante que se ha tornado esta importante institución del Estado panameño. No se puede seguir considerando este ministerio y sus instituciones externas embajadas y consulados como refugio y guarida de malhechores y excomulgados de la política. Este ministerio juega un papel muy importante en la consecución y búsqueda de sistemas viables de generación de oportunidades para nuestro país, por ejemplo en el sector turismo. Actualmente son nulos los beneficios que recibe el Estado por la administración de este bien, si se compara con el costo de operación que genera el hecho de tener una representación fuera de nuestras fronteras. Esto se debe a que los funcionarios encargados de tales operaciones, por no estar capacitados, deshonran nuestros servicios y merman la captación de grandes divisas, que bien podría generar esta institución si llenara realmente su cometido.
De más está decir que en el sector turismo tenemos mucho que ofrecer, como parte de la tarea que tienen que realizar los embajadores y cónsules, de manera que esto debe servir de base para considerar que la buena marcha de esta institución nos garantice un potencial desarrollo de generación de empleo en esta industria sin chimenea.
Como dice un viejo refrán, una sola golondrina no hace verano. La Patria Nueva representa el compromiso de cada panameño, con miras a apoyar al líder que ha elegido; pero ese mismo líder deberá analizar los planteamientos de sus seguidores, que serán sus voceros, y que le ayudarán a encaminarse por los senderos más justos y convenientes para resolver los problemas que tiene el país.
