Juan Jované Un elemento central para cualquier intercambio fructífero y organizado de ideas es, sin lugar a dudas, la claridad del lenguaje y el uso adecuado de los conceptos que intervienen en el mismo. Es en este sentido que preocupan las referencias realizadas por algunos participantes en el Diálogo Nacional, para quienes la llamada externalización de ciertos servicios de la Caja de Seguro Social (CSS), como son los relacionados con la lavandería, la limpieza y la seguridad, no debería ser calificada como una forma de privatización.
Es así como la propia representante residente del PNUD habría señalado, de acuerdo a un diario de la localidad, que Nadie está pensando en privatizar la Caja de Seguro Social, a la vez que argumentaba que: Algunos servicios ya están privatizados y se han dado a empresas privadas para que lo hagan, por lo que se trata de continuar con eso y ver qué otras cosas el sector privado puede hacer mejor .
Esta forma de plantear la problemática, que ha generado una gran confusión, preocupación e inquietud, tanto entre los participantes en el Diálogo como entre los funcionarios de la CSS y la ciudadanía en general, resulta incorrecta si se tiene en cuenta el verdadero sentido del concepto de privatización, tal como el mismo se define en términos científicos.
Dado el prestigio de la institución que publica la obra se puede partir de la definición que contiene el Diccionario de Economía del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) editado por David W. Pearce. De acuerdo con dicha definición la privatización es la política de convertir la propiedad pública de un activo, en propiedad privada o permitir la realización de cierta actividad, que anteriormente se llevaba a cabo por el departamento de una organización pública, por un sector privado de negocios. Esta forma de entender la privatización coincide con la definición que hace Madsen Pirie, presidente del Instituto Adam Smith de Londres en la Enciclopedia de Economía de la revista Fortune, para quien privatización es el proceso por medio del cual la producción de bienes o servicios es removida del sector gubernamental de la economía. Este autor añade a continuación que esto se ha hecho en formas variadas, que van desde la venta pública de acciones de compañías previamente de propiedad estatal hasta el uso de negocios privados para efectuar trabajos gubernamentales bajo contrato.
Con el fin de confirmar lo que a esta altura ya es evidente, se puede llamar la atención sobre el hecho de que ambas formas de conceptuar la privatización coinciden en lo fundamental con la definición que utiliza el reciente Premio Nobel de Economía Joseph E, Stiglitz en el glosario de su celebrado libro de Principios de Economía. Según Stiglitz la privatización es el proceso por medio del cual funciones que previamente eran realizadas por el gobierno son delegadas al sector privado.
Debe estar ahora claro que existe un doble error en la formulación que se presentó al iniciar estas reflexiones. En primer lugar, si la CSS adquiere algunos servicios que nunca ha generado, por no tener el equipo o la experiencia, no se puede hablar de privatización ya que estas funciones no se realizaban previamente en la institución. Por tanto, no es cierto que algunos servicios ya están privatizados. En segundo lugar, si como se propone implícitamente en las declaraciones bajo análisis, se transfieren, como lo ha propuesto el Lic. Waldo Arrocha, algunos servicios que ahora se generan dentro de la institución al sector privado, se estaría dando un efectivo proceso de privatización.
En todo caso, lo importante es que quienes promueven la privatización deberían tener el cuidado de establecer con claridad qué es precisamente lo que se estaría proponiendo. De lo contrario se estaría propiciando un nivel inconveniente de confusión, indeseable en este y en cualquier proceso de diálogo. Quienes nos oponemos a la privatización siempre estaremos allí para aclarar las cosas.
