Al final de cuentas va a ser la misma jeringa con diferente pitongo; y poco importa que lo llamen TLC (tratado de libre comercio) o TPC (tratado de preferencia comercial). Las aguas se están aclarando, a pesar de que el flamante gobierno de la "Patria Nueva" siga echándole colorantes para que no podamos ver el fondo.
Ahora que se ha descubierto que la comedia tiene un tercer acto, cuyo guión solo conocen algunos encumbrados jerarcas del gobierno y de la empresa privada, aunque juren su ignorancia, voy aventurarme con algunas conjeturas sobre lo que ocurrió y está ocurriendo, tras bastidores.
Cuando el pasado mes de diciembre de 2006, se anunció con bombos y platillos, que se habían cerrado, "exitosamente" las negociaciones para el TLC, todavía no era TPC, no me lo creí. Lo que vino después, un prolongado período de sospechosos silencios, demostró que todavía faltaba bastante para encerrar todos los pollos. Seis meses transcurrieron hasta que, finalmente, el 28 de junio de 2007, nuevamente fuimos testigos de otro rumboso anuncio del gobierno de turno, sobre la "exitosa conclusión" de las negociaciones del TLC, ahora llamado TPC. Poco faltó para que dijeran que nuestros habilidosos negociadores habían "enroscado" a su contraparte. Es decir, que se los habían paseado.
El 28 de junio se firmó el dichoso acuerdo y, en menos del tiempo que toma persignarse, se convocó a sesiones extraordinarias a la "augusta cámara" (eufemismo autoadoptado por el circo legislativo) que, para sorpresa de nadie, aprobó, sin siquiera leerlo, hasta la última coma del TPC. O sea, que, después de seis meses de mutismos, en diez (10) días todo quedó consumado.
El gobierno celebró; los empresarios que están en el ajo, también; la Federación de Asociaciones Profesionales (Fedap) dejó sentada su advertencia sobre los efectos nocivos que para los profesionales panameños tendrá el tratado, pero al gobierno le importa un rábano; representantes del agro hicieron igual y el gobierno, ídem.
Pero, entonces, se destapó el tamal. No era verdad tanta belleza y no es verdad que los del norte hubieran desistido de sus demandas en materia laboral (de esas habían hablado y sabíamos) y de otros órdenes (de esas no sabemos nosotros, el pueblo; pero otros sí).
Ahora, por lo que se ve y escucha, cabe suponer que hubo un acuerdo "en el cuarto de al lado" para no incluirlas en el texto oficial firmado, a cambio de que Panamá las implemente "unilateralmente por otras vías". Sino, pregúntense ustedes: ¿a santo de qué, viene que un grupo de congresistas demócratas condicione su voto a que, expresa y previamente, se modifiquen "algunas leyes panameñas".
Un grupo de "diligentes" empresarios panameños, seguramente asesorados por "los cabilderos" que pagamos a precio de oro, había anunciado, antes de que estallara la bomba, su viaje a Estados Unidos, para "gestionar el apoyo de los congresistas" Su máximo vocero ha dicho, palabras más, palabras menos, que "no les preocupa que los congresistas, encabezados por Charles Rangel, de Nueva Cork, hayan dicho lo que dijeron", porque el TPC es un "caso cerrado". No lo creo. Y si el grupo de "lobistas", contratado por el gobierno de turno, que nos cuestan 100,000 (cien mil), o más, dólares mensuales, tal cosa les dijeron, los cuentearon. Por un lado, el líder de la mayoría demócrata, el congresista Stenis Hoyer, de Maryland, ha dicho, tajantemente, que ningún tratado de libre comercio será considerado por la Cámara de Representantes, sino después del mes de septiembre. Les importa un pepino que acá hayamos corrido como desbocados para aprobarlo en tiempo Guinnes.
Por el otro, Charles Rangel es uno de los tres o cuatro congresistas más influyentes de la Cámara de Representantes y si él y su grupo ni se dieron por enterados del viaje de "nuestros voluntarios empresarios", y han decidido venir a Panamá, no es para visitar las esclusas.
No tendrá que pasar mucho tiempo para que sepamos la "verdadera verdad", como decía un filósofo santanero.
Les recomiendo que revisen el significado de "potable" y estén atentos a rumores de, adivinaron, "nuevas sesiones extraordinarias".
