COMPETENCIAS

El costo del analfabetismo funcional

Cuando escuché a la senadora y candidata presidencial de Brasil Marina Silva decir que hasta los 16 años fue analfabeta, no pude más que conmoverme por su historia de vida, sobre todo por el hecho de haber salido del analfabetismo inspirada por su abuela, que tampoco sabía leer ni escribir.

Marina Silva se tornó con esfuerzo propio en una profesional exitosa. Una de las mujeres políticas más reconocidas internacionalmente por su lucha por la conservación de la Amazonia.

Pero no todos los políticos poseen una historia similar. En una ocasión un juez electoral hizo un test para probar que muchos de los candidatos a puestos de elección popular en cierto país eran analfabetos. Él colocó un texto con la historia de La Caperucita Roja y aplicó una prueba de interpretación con las siguientes preguntas: ¿Qué, el lobo malo, fue a hacer a la casa de la abuela?, ¿por qué la Caperucita Roja estaba tan interesada en los ojos de la abuela? Y concluyó que muchos candidatos eran analfabetos funcionales, mas no consiguió impugnar ninguna candidatura, pues todos sabían firmar su nombre.

El término analfabeto funcional se refiere a un tipo de persona que sabe leer y escribir, mas es incapaz de interpretar lo que lee y de usar la lectura y la escritura en actividades cotidianas. O sea, el analfabeto funcional no consigue extraer el sentido de las palabras ni colocar ideas en el papel por medio de un sistema de escritura, como sucede con quien es realmente analfabeto.

Según la Declaración Mundial sobre Educación para Todos, más de 960 millones de adultos son analfabetos, siendo que más de un tercio de los adultos del mundo no tienen acceso al conocimiento impreso. Las nuevas habilidades y tecnológicas pudieran mejorar la calidad de vida y ayudarlo a percibir y adaptarse a los cambios sociales y culturales.

El analfabetismo funcional constituye un problema silencioso y perverso que afecta a las empresas. No se trata de personas que nunca fueron a la escuela. Ellas saben leer, escribir y contar. Llegan a ocupar cargos administrativos, mas no consiguen comprender la palabra escrita. Buenos libros, artículos y crónicas ¡ni pensar!

Estas personas prefieren oír explicaciones de la boca de los colegas aunque él sea el propio jefe. Fingen entender todo para después salir preguntándole a otros cómo debe ser realizado determinado trabajo.

La disminución de la productividad provocada por la deficiencia en las habilidades básicas resulta en pérdidas y daños por el orden de US$ 6 mil millones por año en el mundo entero. Porque son personas que no entienden las señales de aviso de peligro, las instrucciones de higiene y seguridad en el trabajo, las orientaciones sobre el proceso productivo o los procedimientos de normas técnicas de calidad de servicios.

Paulo Augusto de Podestá Botelho profesor y consultor de empresas para Programas de Ingeniería de Calidad, Antropología Empresarial y Gestión Ambiental, asegura que “para que el analfabetismo funcional se erradique solo existe una salida: educar y entrenar con calidad”. Las consecuencias pueden ser catastróficas por un trabajo errado, mal hecho, incompleto, sin profesionalismo. Se puede pagar un alto costo.


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