Los promotores del megaproyecto de la ampliación nos dicen que el costo final del mismo, incluidas las contingencias, no será mayor de los 5 mil 250 millones de dólares. Para hacer ese cálculo, tienen como base los diseños conceptuales, no finales, de la obra y han planteado como contingencia un porcentaje cercano al 30% de lo estimado por ellos como costo del megaproyecto.
Estudios realizados por académicos europeos y norteamericanos sobre el desarrollo de megaproyectos a nivel mundial arrojan conclusiones sumamente interesantes.
Por ejemplo, en su artículo Subestimando los costos en Proyectos de Obras Públicas: ¿Error o Mentira?, los profesores Flyvbjerg, Holm y Buhl de la Universidad Aalborg, de Dinamarca, llegan a interesantes conclusiones en lo que a megaproyectos se refiere, a saber: (1) en nueve de cada 10 proyectos estudiados, se subestimaron los costos; (2) en estos proyectos, el costo final fue, en promedio, 28% superior al costo inicialmente estimado y (3) todos los datos estadísticos y las evidencias disponibles, demostraron que la subestimación en los costos no era fruto del error, sino una vulgar mentira hecha por los promotores y políticos para vender el proyecto y facilitar su aprobación por el público.
Según el profesor Edward Merrow, en un estudio hecho para la RAND Corporation sobre el alarmante sobrecosto en los megaproyectos, un mecanismo necesario para tomar mejores decisiones es decidir hacer el proyecto cuando ya se tengan las estimaciones de costo sobre la base de los diseños finales (Understanding the outcomes of Megaprojects: A Quantitative Análisis of Very Large Civilian Projects). Ese no es el caso del proyecto que debemos aprobar o rechazar en octubre próximo.
Los expertos que realizaron estos estudios recomiendan que, para estimar de manera más realista los costos finales de un megaproyecto, es menester hacer los cálculos cuando ya se tengan los diseños finales del mismo y al costo estimado con base a esos diseños, agregarle un sobre costo de 50%. Sólo así, indica el profesor Flyvbjrg, se tendrá una idea más cercana a la realidad del verdadero costo del megaproyecto (recomiendo leer Megaproyectos y Riesgos: Anatomía de la Ambición).
En el caso que nos ocupa, no tenemos aún los diseños finales, pero si le sumáramos no el 30% que calculó la ACP, sino el 50%, estaríamos hablando de un proyecto cuyo costo sería sensiblemente superior a los 6 mil millones de dólares. Pero el problema es que la misma cifra de la ACP está subestimada en otros renglones, no solamente en el de contingencias, a saber:
No incluyen los intereses a pagar por el financiamiento de poco más de 2 mil millones de dólares.
No incluyen como costos de la ampliación, obras y compras que son necesarias en razón de la misma y que fueron calculadas en las estimaciones que hizo la Comisión Tripartita en la década de los 90. El ex administrador Fernando Manfredo señaló, entre otros renglones no cuantificados, la compra de remolcadores, el costo de administración y la iluminación de las nuevas esclusas.
No incluyen como costos de la ampliación las medidas de mitigación ambiental que haya que realizar, porque no se ha hecho aún el Estudio de Impacto Ambiental. Por ejemplo, consideramos que aunque quieran negarlo, al final será necesario realizar embalses u otro tipo de obras para garantizar el suministro de agua para el funcionamiento del Canal y para el consumo de las áreas metropolitanas en las riberas del mismo.
No incluyen como costos de la ampliación, las inversiones que seguramente deberá realizar el Estado para acondicionar los nuevos asentamientos humanos que se formarán con la fuerte migración que es de esperar sucederá, a consecuencia de losmiles de panameños y extranjeros que estarán en busca de plazas de empleo, de alguno de esos cientos de miles de empleo que irresponsablemente promete la ACP y el gobierno PRD.
Todo lo anterior me indica, como ciudadano, que la cifra que está manejando la ACP no es fiable y que el riesgo para el país es mayor del que se plantea públicamente. Por lo antedicho, y muchas otras razones más, me inclino a votar que "No" el próximo 22 de octubre.
