A diario podemos observar que muchas instituciones, entidades de un grupo social o de organizaciones privadas se manejan con frases o lemas que expresan la misión, la motivación o la intención general de ellas.
De todas las instituciones con diferentes lemas me centraré en una en especial. Antiguamente la Policía Nacional portaba un lema que rezaba así: “Dios y Patria”, obviaremos el origen de esta frase, pero si la conjunción a la que alude la palabra Dios se entiende en religión como la máxima entidad, el origen y fin de todas las cosas creadas, es decir, que en jerarquía es el ser supremo a quien se le debe rendir culto de adoración y servir; la patria es el lugar natal o adoptivo al que un individuo se siente ligado por vínculos de diversa índole, como afectivos, culturales o históricos.
Es propio decir que antiguamente la Policía Nacional asociaba estos dos términos para objetivar su misión. Tomando en cuenta que en Panamá la religión mayoritaria es la cristiana, los miembros de esta institución siguen las normas de esta creencia religiosa, donde la ayuda desinteresada hacia el otro, el respeto a la persona humana, imagen de Cristo en la tierra y el amor se deben manifestar en el terruño común de todos: la patria. Cuando se trasgreden las normas de convivencia en este lugar, ellos deben restaurar el orden, siempre y cuando los que trasgreden atenten no contra el gobierno de turno sino contra los derechos de todos. Al cambiar su lema a “proteger y servir” obviamente la línea sigue igual, el detalle sería, ahora ¿a quién protegen y sirven?, ya que con el lema anterior el Dios cristiano era el que regía su comportamiento.
Quiero pensar que este nuevo lema no ha sido preparado para proteger y servir a los todopoderosos que administran este país, ya que con los últimos acontecimientos acaecidos se ha visto un uso excesivo de la fuerza, no para restablecer el orden público sino para sofocar el clamor de un pueblo que se ha decepcionado de una clase política que ha mentido, imponiendo leyes en detrimento de la población que vive en esta patria.
Proteger no es abusar del despliegue de armas contra un pueblo que no tiene cómo defenderse, sino con protestas en las calles; proteger no es persecución política contra personas que se reúnen para tomar medidas democráticamente aceptadas universalmente (marchas, huelgas, etc.); servir no es insultar, golpear, amedrentar a los que se oponen a las provocaciones del gobierno cuando impone leyes sin consenso.
Me quedo con una frase del general Omar Torrijos, no por lo que represente su figura, según la percepción individual, más bien por el contenido universal de la misma: “El poder existe, es real, pero debe estar construido sobre el cariño y el entendimiento con el pueblo. Ese es el poder que perdura… la sombra después de la muerte. O puede haber el sentimiento de un poder solitario”.
