Marti Ostrander Oller martirene@prensa.com Lo que Jacdaleth Marin deseaba más era que su padre, residente en Costa Rica, viniera a visitarla. Enferma de leucemia, a sus 14 años se puso en contacto con la Fundación Pide un Deseo, en Panamá. Pero las cosas se complicaron y su deseo no se cumplió. Además, deseaba una fiesta de quince años con los cadetes de marina. Esto resultaba difícil... Su mamá no tenía el dinero para pagarla. Entonces la fundación Pide un Deseo entró nuevamente en acción, y no solo le dio la fiesta con los cadetes, sino que trajo a su papá para que estuviera presente en ese día tan especial.
Ahora, a sus 16 años, esta joven de Santiago de Veraguas dice recordar su quinceaños como si hubiera sido ayer. Ha sido la experiencia más inolvidable de toda mi vida... jamás, jamás, me voy a olvidar de eso, porque estaba con las personas que más quería.
Como ella, 128 niños panameños han visto, a lo largo de los siete años que tiene la Fundación Pide un Deseo en Panamá, cumplirse sus anhelos.
Pero, ¿cómo lo hacen? Por medio de eventos como la Carrera del Patito de Hule, que se llevará a cabo el próximo domingo 26 de mayo.
Margoth Stapler, directora voluntaria de la fundación, explica que esta carrera -la primera de su clase en Panamá- es una franquicia estadounidense que se hace únicamente a beneficio de fundaciones sin fines de lucro.
¿Cómo funciona? La persona compra, por cinco dólares, un certificado con un número del 1 al 20,000 (cantidad de patitos que se espera participen; si hay menos patitos, la cifra será menor). Al comprar el certificado, uno de los patitos que compiten en la carrera tendrá el mismo número que usted en el certificado.
El día de la carrera, que tendrá lugar en la Calzada de Amador (frente al antiguo Club de oficiales) se tiran los patitos al agua, todos a la vez, a una especie de canal en el mar franqueado por unos flotadores. El canal se va haciendo más angosto... y los primeros seis patitos que entren a una especie de trampa son los ganadores.
El dueño del primer patito en entrar a la trampa se lleva 10 mil dólares; el segundo cinco mil y los otros cuatro 2 mil 500 dólares.
Estos patos se les llama "patos corredores", y van de lugar en lugar. Vienen de Phoenix, Arizona, de su última carrera, y de donde empleados de American Airlines los traen; dormirán en el Country Inn. Luego de la carrera hay que lavarlos y secarlos, meterlos en cajas y enviarlos a Puerto Rico, donde hay una carrera el 8 de junio. De allí van a República Dominicana, explica Sapler.
Pero al mismo tiempo que la carrera ocurre, hay un espectáculo, con artistas como Os Almirantes, Océano, Los 33, La chota, El Rookie y los Plumas Negras, por mencionar algunos. Habrá también venta de comidas y bebidas, según la directora de la Fundación Pide un Deseo. Los gastos de la carrera y el evento son sufragados por los patrocinadores, mientras que los premios provienen de la venta de certificados. Si se venden los 20 mil, más de 50 mil dólares se destinarán para cumplir los deseos de niños panameños que padecen de enfermedades amenazantes.
Pero la carrera no queda en eso... También hay la oportunidad de ganarse un millón de dólares, según Stapler. Al ser la carrera una franquicia, se tiene un seguro. La franquicia (en Estados Unidos) selecciona al azar seis números, que se ponen en un sobre sellado que no se abre hasta después de la carrera. Si alguno de los seis primeros patitos en llegar coincide con alguno de los seis números seleccionados al azar, el seguro paga el millón de dólares al dueño del certificado. Esto pasa por notario, claro, explica.
Pero, ¿quiere usted un patito? Según Stapler, si las personas lo solicitan, los patitos de hule -no los que competirán, pero del mismo estilo- también estarán a la venta por cinco dólares. Esto es un recuerdo para las personas, dice. Uno puede comprar el certificado solo, el patito solo (pero no compite en la carrera) o los dos (por 10 dólares).
Lo que yo más quiero...
Margoth Sapler, directora voluntaria de la Fundación Pide un Deseo en Panamá, tiene ya cinco años con la idea de realizar esta carrera en Panamá, buscando, buscando y buscando... porque este evento es grande y diferente.
Para ella, todos los niños que han logrado cumplir un deseo gracias a la Fundación, son especiales. Como Rubén, por ejemplo, que a sus 16 años quería una guitarra. Y lo que hicimos fue que nos pusimos en contacto con Son Miserables, y ellos invitaron a Rubén a tocar con ellos...", cuenta.
Cristi Garrido quería viajar, y con la Fundación pudo ir a Disney World. Ahora, en quinto año del Instituto Nacional, ella y su mamá no se olvidan de ese viaje, y les da ánimo para continuar en su vida diaria.
Sapler también cuenta del caso de una niña que quería una televisión. A primera vista esto sonaba como un deseo fácil de cumplir... Pero la niña no tenía electricidad en su casa. Entonces se mandó a cotizar, se le puso luz y se le regaló la televisión..., cuenta.
Y todo esto lo hacen con 15 voluntarios activos -hay muchos en papel-.
¿Cómo llegan los niños? La Fundación ha promovido su obra en las oficinas de trabajo social de los hospitales. Trabajamos con doctores, enfermeras... y cuando ven niños deprimidos, nos llaman. A veces, los mismos niños preguntan, dice.
Y la Fundación mueve cielo y tierra hasta cumplir el deseo, siempre y cuando no corra peligro el niño y sean deseos factibles. Y si no se puede, siempre hay una segunda opción, explica. También se toma en cuenta que el deseo sea del niño, no de la mamá ni de la familia, como ha ocurrido en algunos casos.
Pide un Deseo existe desde 1980 y ha concedido sus mayores anhelos a 83 mil niños y jóvenes, menores de 18 años de todo el mundo. Está presente en 21 países, y solo en Estados Unidos cuenta con 80 capítulos.
De interés
-Cada certificado para adoptar un patito de hule cuesta cinco dólares.
-Los fondos recaudados se destinan a ayudar a niños y jóvenes que padecen enfermedades que amenazan sus vidas.
-Los patitos serán lanzados al agua desde un contenedor sostenido por una grúa de construcción, y navegan a aproximadamente una milla en 25 minutos, dependiendo de la fuerza de la corriente.
-El día familiar que acompaña la carrera se extenderá desde las 11 de la mañana a las 4 de la tarde.
