Al leer una brillante nota de Andrés Braun desde Madrid, publicada en www.vanguardia.com.mx el pasado 16 de marzo, “Cuando la verdad es descortés”, me vino a la mente una de mis primeras lecciones, recién llegada a Japón con una veintena de añitos bajo la correa. Mientras yo gesticulaba en el subterráneo como típica latina, mi amiga japonesa se rió y dijo que si en Japón todos hablaran como nosotros (los latinos), se formarían tremendos jaleos porque la proximidad haría inevitable meterle una cachetada a alguien, sin querer.
Por eso es que la “urbanidad” la entienden ellos diferente a nosotros: al ser una sociedad tan homogénea, hay códigos que no es necesario explicar, como cuando tienes un crisol de razas como el nuestro o un meeting pot como el estadounidense.
Si un japonés le dice a un extranjero: “Vecino, qué lindo merengue tocaron anoche en su estéreo”, este se ofrece a prestarle sus discos. Un japonés, en cambio, se excusa por la alharaca. Para ellos decir la verdad en muchos contextos resulta descortés, y desde pequeños se les inculca la “discreción” que nosotros vemos como falta de transparencia.
La etimología del Tate-mae: Tatsu, sust., estar erecto, estar de pie. Tate (ru), verbo, significa construir, erigir; mae significa frente o fachada. O sea que es la barrera de la que nos rodeamos, por cortesía o protección. Pero al final del día, los políticos y las autoridades, incluso mediáticas, hacen contubernio en todas partes y el Tate-mae ha pasado a significar “la versión oficialista”.
La cortesía, al igual que el imperio del derecho, ha pasado a ser herramienta de manipulación. En correos con una amiga tokioíta hace pocos días, yo sabía, en un momento X, que si los vientos seguían soplando de esa forma, la radiación de los reactores de Sendai llegaría a la capital en horas. A ellos los tenían completamente ignorantes de la parca realidad.
Sigue diciendo Braun: “hon-ne: lo que se piensa de verdad y que solo se emplea con gente muy cercana. Un ejemplo claro de uso del Tate-mae es que un “lo pensaremos...” en el ámbito de los negocios nipones significa en realidad “No insista, no nos interesa”.
Y nuevamente explico: hon es origen, raíz. El Nelson’s Japanese-English Character Dictionary, la biblia de todo aprendiz del idioma, te dice además que hon es lo real, lo verdadero, lo actual y principal. Y acompañado del ne (su significado inicial es “sonido”), constituye “la real intención o motivo” y por extensión, lo que reverbera en nuestra más profunda intimidad, los más secretos análisis y deseos.
“La próxima vez”, pensaba cada fin de semestre cuando me tocaba aprenderme no solamente quinientos kanji sino todas sus combinaciones y permutaciones, “estudio física nuclear. Ha de ser más fácil”.
Evidentemente, estaba equivocada.