En Panamá, Cupido ha perdido su puntería: sus flechas no están dando en el blanco. Y es que la cantidad de divorcios en el país va en aumento, mientras que los matrimonios están en picada, lo que constituye una mala noticia para las palomas acostumbradas a comer arroz en las puertas de las iglesias.
Estadísticas de la Contraloría General de la República indican que la balanza es desfavorable a los matrimonios. De seguir esta tendencia, la famosa sopa borracha pasará a la historia.
En los últimos tres años, la principal causal de divorcio es el mutuo consentimiento de los cónyuges.
El Artículo 212 del Código de la Familia establece como causales de divorcio: el atentado de uno de los cónyuges contra la vida del otro, el trato cruel físico o psíquico, la relación sexual extramarital, la propuesta de uno de los cónyuges para prostituir al otro, el conato (tentativa) del marido o de la mujer para corromper o prostituir a sus hijos.
También establece como causales, el abandono absoluto por parte del marido a sus deberes de esposo o de padre, y, por parte de la mujer; el uso habitual e injustificado de drogas; la embriaguez habitual; la separación de hecho por más de dos años y el mutuo consentimiento de los cónyuges.
En el año 2001 se registraron 2 mil 309 divorcios, 120 más que en el 2000. En tanto, el año pasado se realizaron 9 mil 767 matrimonios, 732 menos que en el año 2000.
De los divorcios que se dieron durante el año pasado, 637 matrimonios tenían entre los cinco y nueve años de casados y en segundo lugar están los de 10 a 14 años.
El matrimonio es el acto, ceremonia o procedimiento por el cual se constituye la relación jurídica de marido y mujer; y el divorcio es la disolución jurídica definitiva de un matrimonio, según disposiciones civiles.
Maruja Bravo, abogada con experiencia en asuntos de familia, aseguró que se ha registrado un aumento en los procesos de divorcio.
Entre las causales más comunes de divorcio, Bravo mencionó la violencia intrafamiliar, el trato cruel psíquico o físico y la relación sexual extramarital.
No obstante, agregó, que así como se han incrementado los divorcios, el mutuo acuerdo entre los cónyuges es un fenómeno que va en aumento.
Considero que dentro del panorama de conflicto y de crisis que se vive al momento de un divorcio, es positivo el hecho de que se canalicen las diferencias a través de un proceso de mutuo consentimiento, porque las partes sufren menos, principalmente los hijos e hijas, señaló.
Explicó que en los procesos de divorcio nadie es ganador, ya que el rompimiento de una relación de pareja de por sí es traumática para las dos partes.
En estos procesos nadie es ganador. Yo no puedo hablar de una victoria en un proceso de divorcio porque el resquebrajamiento de la unidad familiar siempre es desfavorable, manifestó.
