EVOLUCIÓN

La economía y sus ciclos

Los acontecimientos que sacuden al mundo dan paso a diversos enfoques de filósofos, cientistas políticos, sociólogos, historiadores y economistas en un intento por dar una interpretación justa y cierta de los hechos y fenómenos.

Los puntos de vista varían acorde a la tendencia política, ideológica y doctrinal de cada uno. La crisis financiera de 2008 confirma lo que la historia económica ha registrado: que el capitalismo tiene una evolución cíclica y se caracteriza por una evolución intrínsecamente inestable.

Clement Juglar, médico y economista francés, publicó en 1862 Las crisis comerciales y su reaparición periódica en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (1862), donde demostró que las crisis económicas no son sucesos casuales o debidos a contingencias, sino parte de una fluctuación cíclica de la actividad comercial, industrial y financiera y que los períodos de prosperidad y crisis se seguían unos a otros, por lo que se considera el descubridor de los ciclos económicos. En reconocimiento a su trabajo estadístico, se ha dado su nombre al ciclo medio, de ocho años y medio de duración en promedio, el Ciclo de Juglar, el básico de la actividad económica en el capitalismo.

En 1867, Carlos Marx publica El Capital en donde introduce el concepto de las crisis de superproducción. Esto consiste en que como producto de la composición orgánica del capital, el crecimiento del capital constante reduce la demanda de mano de obra. Esto genera la reducción de la tasa media de ganancia en virtud del aumento del desempleo provocando el fenómeno del subconsumo. Temporalmente esto se remedia con el ciclo de crédito (endeudamiento de trabajadores, empresas y Estado) lo que da paso al crecimiento de las actividades financieras que generan burbujas que finalmente revientan. Marx es uno de los primeros que vincula los ciclos económicos con los ciclos financieros.

En 1926, Nicolai Kondratiev formaliza la teoría de los ciclos largos con periodos de duración de 40 a 60 años. Se divide el ciclo en dos ondas que oscilan entre 20 a 30 años cada una: la onda A ascendente impulsada por una revolución tecnológica que modifica el proceso productivo y el estilo de vida. En la fase A, las empresas aumentan sus ganancias, crece el empleo y el bienestar, hay un elevado desarrollo de las infraestructuras, de la producción de bienes de capital y del consumo. En esta fase las recesiones y depresiones son cortas y los periodos de auge son intensos.

En la fase B se produce un extraordinario crecimiento de las actividades financieras (endeudamiento), una disminución de la producción de alimentos, una disminución del crecimiento económico, recesiones y depresiones más largas e intensas. La fase final de la fase B culmina con una crisis económica y financiera de profunda intensidad.

Joseph Schumpeter publicita las tesis de Kondratiev y las incorpora a sus propias investigaciones y afirma que la expansión y contracción económica están relacionadas con el proceso de maduración y agotamiento de las innovaciones tecnológicas respectivamente.

John Maynard Keynes, en su Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, consideraba que las depresiones eran el producto de la reducción de la demanda agregada y que el Estado a través de la política monetaria y fiscal debía intervenir tanto para reanimar la actividad económica, en caso de recesiones o depresiones, como para corregir las fallas del mercado, evitando con ello las depresiones económicas. Keynes advertía de los peligros que representaba para la estabilidad económica los excesos especulativos en los mercados financieros. Las aportaciones de Keynes fueron desarrolladas por Hyman Minsky.

La escuela monetarista, cuyo principal representante es Milton Friedman, señala que la inestabilidad económica es resultado de las fluctuaciones de la cantidad de dinero en circulación. Esta dice que la causa de la gran depresión de 1929 fue una política monetaria errada del Banco de Reserva Federal que restringió la oferta de dinero en vez de expandirla. Otra teoría monetarista es la F. Von Hayek que establece que las crisis se deben a un exceso de demanda de crédito, lo que provoca un estado de sobreinversión, dando origen a un exceso de oferta que el mercado no puede absorber.

Independientemente del punto de vista doctrinal, todos los representantes de las diferentes corrientes, ya sea que se lo propongan o no, aceptan que el capitalismo denominado por algunos como economía de mercado, es un sistema inestable y esta inestabilidad se manifiesta periódicamente con diferentes grados de intensidad.

Los bancos y sobre todo las entidades financieras que se dedican a la especulación no son dirigidas por economistas sino por los expertos en finanzas cuyo único interés son los flujos de dinero. Si los economistas responsables de los bancos centrales y de los ministerios o de economía olvidaron que el capitalismo es un sistema cíclico fue una omisión deliberada, porque los representantes de las principales escuelas y doctrinas han reconocido que el capitalismo es inestable. La causa real de esta omisión, es que gente inteligente se puso al servicio de una banda de codiciosos que volvería a la trata de esclavos si las leyes lo permitieran.


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