Desde los años 80 del recién pasado siglo, las revistas de negocios, las industriales y las de telecomunicaciones, comenzaron a llamar la atención en un fenómeno de convergencia en el mundo de la construcción, los negocios y la tecnología, los llamados "edificios inteligentes". Grandes ciudades como Nueva York, Tokio, Japón entre otras, cuentan con estas fascinantes estructuras.
Quien ya los visitó, observa que el edificio inteligente es aquél que por sí mismo puede crear condiciones personales, ambientales y tecnológicas para incrementar la satisfacción y productividad de sus ocupantes, dentro de un ambiente de máximo confort y seguridad, sumado al ahorro de recursos energéticos a partir del monitoreo y control de los sistemas comunes del edificio.
Aunque la palabra "inteligente" utilizada no corresponda a su real significado semántico, en el lenguaje diario resulta más cómodo decir edificio inteligente que edificio automatizado. El término además connota el tipo de automatización orientado hacia un control centralizado de los servicios, que es adonde apunta esta nueva especialización. Los niveles de inteligencia se miden según la cantidad de procesos controlados y la forma en que lo hacen.
Se trata de edificaciones "tecnológicamente avanzadas", es decir, que cuentan con dispositivos de última generación, que permiten que el sistema nos alerte, nos proteja, trabaje para nosotros y nos haga ahorrar dinero, comportándose como el sistema nervioso central del edificio, mediante una plataforma tecnológica que permita el establecimiento del "edificio conectado" con medidas de seguridad y control de acceso, climatización integral, ascensores con sistemas de optimización de flujo, servicios de datos, voz, seguridad o entretenimiento de forma integrada, e incorporar en esa estructura dispositivos y terminales de comunicaciones, audiovisuales y de tele asistencia, que faciliten al usuario la utilización de todos los servicios.
En un edificio inteligente, el propio sistema de control central se encarga de hacer llamadas telefónicas, bloquear accesos, detectar humo o calor excesivo y allegar la información que facilite el mantenimiento, entre las funciones seguras y altamente eficientes.
Lamentablemente el material de construcción de los edificios inteligentes y el ambiente laboral de las oficinas, sin ventilación natural, ha despertado sospechas entre los custodios de la salud.
Se habla con insistencia del llamado "síndrome del edificio enfermo", es decir, un "conjunto de síntomas" que pueden afectar, según los estudiosos, a 20% de los trabajadores de un mismo inmueble.
En la actualidad, el aire que se hace circular dentro de los edificios es motivo de preocupación por las bacterias que suelen proliferar en los sistemas de ventilación. Nuevos productos, capaces de desarrollar "filtros inteligentes", se pondrán en los sistemas de aire acondicionado.
Otros conceptos innovadores se pondrán en marcha, tales como, monitores para la salud en el hogar, los cuales mostrarán en todo momento un amplio rango de las funciones físicas, a la vez que analizarán la nutrición y los programas de ejercicios de los habitantes de ese envidiable paraíso tecnológico.
El administrador de desechos cumplirá, por su parte, con funciones vitales dentro del hogar, ya que reciclará o eliminará de manera organizada todos los residuos. Se habla, además, que se verificarán adelantos en el reciclaje y tratamiento casero del agua. Los aparatos telefónicos y de cómputo llegarán al colmo de la miniaturización.
La televisión de alta definición digital (HDTV), que ya existe ahora, será distribuida masivamente. El comercio electrónico ya no será un asunto complicado. La clientela, desde la comodidad de su casa, disfrutará el saludable ejercicio de comprar electrónicamente y de efectuar sus transacciones bancarias sin complicaciones, de modo seguro. En algunas habitaciones muchos aparatos se activarán con la voz del dueño de la casa, como los televisores y las luces.
El desarrollo de nuevos y más potentes sistemas de identificación situará la seguridad personal en otro nivel: la protección de la vivienda, de los autos, de las redes de cómputo y del comercio electrónico harán que la gente del mañana duerma más tranquila.
