De cara a las próximas elecciones de 2009, vemos con gran preocupación que los jóvenes de 20 años o más no tienen claro por quién deben votar, y es porque no se logran identificar con ninguno de los candidatos a presidente.
Preguntándole a varios de ellos, pareciera que les da lo mismo quién gané las elecciones y que no tienen claro cuál es el mejor candidato a optar por la silla presidencial, dejando de lado (porque tampoco lo tienen claro) la enorme responsabilidad que estos jóvenes tienen para los próximos 20 años.
Sin duda, se trata de una carencia grave del sistema educativo lo que puede dar pie a suspicacias. Esta ausencia de pensamiento no es casual y pareciera estar avalada por el sistema para inutilizar la mente de los muchachos y que se dejen llevar por la propaganda política que evidencia un alto grado de irrespeto e irresponsabilidad, que plantea promesas difíciles de cumplir porque van acompañadas con cambios a la Constitución o de leyes difíciles de vender. Lo que se busca es simplemente el “voto”.
Me preocupa este “dejar de hacer, dejar de pensar” de los muchachos, de muchos profesionales y de las personas de a pie que están sumergidas en un limbo político, cuando faltan pocos meses para elegir al nuevo presidente que llevará las riendas de un Panamá en crecimiento, de un Panamá en pleno desarrollo económico. El país afronta situaciones tremendamente graves como la inseguridad ciudadana que no se acaban con un gobierno. Este problema se asentó en nuestra sociedad como un cáncer, debido a la falta de prioridad para erradicarlo, y no se derrotará con una, ni con muchas leyes, sino con mucha voluntad, que no vemos.
Si queremos que esta sociedad sea mejor y que nuestros jóvenes tengan conciencia crítica, que piensen y que propongan, habrá que comenzar por exigir esa responsabilidad a quienes los educan.
Sugiero que las universidades jueguen un rol más determinante en este momento histórico, sin que este asesoramiento signifique tomar partido político. No tenemos una buena educación de base, tema que es de conocimiento general y que ahora se pone en mayor evidencia con el resultado del reciente estudio de las Naciones Unidas; de forma que la responsabilidad de orientar debe recaer en los educadores, los profesores. Ellos tienen el deber de orientar a los estudiantes con responsabilidad, proporcionándoles el mínimo de criterio que les permita discernir quién será el mejor presidente de la República.
Es crucial que se informe a la juventud, de una manera clara y objetiva, las razones y la importancia del voto, que este se constituye en un privilegio y un deber ciudadano, habida cuenta de que estamos decidiendo el futuro de nuestro país, sin dejarnos llevar por la propaganda politiquera que se repite de manera idéntica en cada periodo electoral.
