La cuarentena total (lockdown) es la más rigurosa de las medidas “no farmacológicas” para reducir la propagación de infecciones transmisibles en una población. Su objetivo primordial es evitar el contacto cercano entre personas, disminuyendo así la cantidad de contagiados por cada enfermo. La medición del impacto se realiza monitoreando el número de reproducción efectivo (Rt) en tiempo real durante el curso de la epidemia.
Los modelos matemáticos realizados en el extranjero y Panamá han demostrado que este riguroso confinamiento tiene un efecto favorable en ralentizar el momento de mayor ocurrencia de enfermos (achatar y diferir el “pico”), permitiendo que la demanda no sobrepase el umbral en recursos hospitalarios, técnicos y humanos del sistema sanitario asistencial, requisito fundamental para salvar vidas. Debido a que un levantamiento brusco de la cuarentena puede provocar un rebrote posterior en casos, es recomendable ir programando un abanico de medidas coordinadas y paulatinas de flexibilización, con aflojamientos y endurecimientos intermitentes, según la evolución del Rt en semanas venideras.
Para un exitoso alzamiento de la cuarentena, fecha todavía no precisada localmente, la decisión debe tomarse con base en los siguientes cuatro criterios: 1). Demanda asistencial: los hospitales deben ser capaces de manejar a todos los pacientes que requieran atención especializada; 2). Incidencia de casos: que durante los últimos 14 días los nuevos infectados estén bajando de manera clara y sostenida, con un Rt menor o igual a 1; 3). Abundancia de pruebas diagnósticas (moleculares o antigénicas): que el Minsa pueda examinar rápidamente a todos los pacientes sospechosos; 4). Trazabilidad de contactos: que el equipo epidemiológico pueda dar seguimiento estrecho al 90% de los pacientes confirmados y contactos. Existen ya varias aplicaciones para teléfonos celulares con utilidad para el rastreo o mapeo de los infectados, sin violar la privacidad.
¿Cómo debe ser implementado el levantamiento? La transición deberá efectuarse de manera gradual y priorizada con base en las áreas más esenciales de la actividad económica y social, bajo la premisa que la relajación podría ser revertida cíclicamente al detectar rebrotes. La reversión, sin embargo, podría ser focalizada y no generalizada. Si, por ejemplo, una provincia posee 40 camas de UCI exclusivas para Covid-19 y sabemos que cada paciente crítico demora en promedio 2 semanas de estancia, esa región no podría manejar más de 3 casos graves diarios. Como 5% de los infectados podría necesitar manejo intensivo, una cifra de 60 nuevos infectados al día saturaría el hospital en esa localidad.
En una primera fase, se sugiere mantener el cierre de lugares de mucha afluencia de público y realizar una apertura escalonada de negocios según un máximo de personas por metraje cuadrado, con reglas de distanciamiento óptimo para ambientes abiertos o cerrados, higiene respiratoria, lavado de manos y desinfección de las superficies de contacto por donde pasa la gente. Debe continuar, además, la restricción en la circulación de personas en las calles, alternancia en horarios de establecimientos y movilidad diferenciada por cédula o número de placa vehicular. El distanciamiento físico debe ser maximizado para adultos de mayor riesgo por edad o comorbilidades. Las empresas deben promover el teletrabajo o solo propiciar la labor de los trabajadores asintomáticos más jóvenes o indispensables. Debe fomentarse la vacunación contra influenza y neumococo de grupos vulnerables para prevenir coinfecciones y demandas excesivas en hospitalizaciones por gripe complicada. La masificación de pruebas serológicas podría facilitar el otorgamiento de certificados de inmunidad a individuos que padecieron Covid-19 para que puedan trabajar sin peligro.
En la segunda fase, se podría considerar reiniciar actividades de elevado riesgo. Las escuelas o universidades deberán evitar los tumultos en salones de clase, abreviar jornadas educativas, programar tareas en casa o vía digital, y fortalecer prácticas de protección en estudiantes, profesores y administrativos. Las limitaciones del turismo son quizás las más tardías en liberar, particularmente de viajeros que procedan de lugares que cursen aún por fases pandémicas incontroladas. Las excepciones involucran tránsitos de productos vitales de la cadena mundial de suministros, insumos médicos y operaciones con fines humanitarios. El restablecimiento del influjo foráneo no esencial deberá sopesarse con cuidado, calibrando la capacidad del país en manejar casos importados de Covid-19.
Debemos comprender, sin embargo, que como el mundo vive algo novedoso y anda todavía inmerso en la curva de aprendizaje, cualquier plan estará sujeto a ensayo y error. Otros acontecimientos podrían, además, modificar el rumbo de las medidas durante el período 2020-2021: resultado de encuestas poblacionales de seroprevalencia, descubrimiento de tratamientos eficaces y advenimiento de vacunas prometedoras. Confía en la ciencia; es tu mejor aliada.
El autor es médico
