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Música

Elogio a Pedro Altamiranda: Leyenda viviente

Elogio a Pedro Altamiranda: Leyenda viviente
Elogio a Pedro Altamiranda: Leyenda viviente

Desde que somos una nación soberana e independiente, hemos tenido grandes panameños que se han destacado en la música, deportes, pintura, teatro y literatura, tales como José Chemin Quintero (uno de los más grandes productores en Broadway, miembro del Salon de la Fama del Teatro Americano), René de Obaldía (poeta, escritor y dramaturgo, miembro de la Academia Francesa), Reina Torres de Araúz (destacada profesora, antropóloga y etnógrafa panameña, incansable defensora del patrimonio histórico panameño), Rubén Blades, Roberto Durán, etc., pero hay alguien más en esta lista que tal vez se menciona poco en el argot diario y que tiene un lugar significativo, notorio e importante en la historia de nuestro país, y ese es Pedrito Altamiranda.

Nacido el 30 de noviembre de 1935, en la ciudad de Panamá, egresado del Colegio La Salle, Universidad de Panamá y de la prestigiosa Sorbona de París como doctor en Filología y Literatura, es un panameño admirado, respetado (tanto en su arte como en su profesión) y reconocido en todo el país por su faceta de artista e ícono musical, pero en el fondo es una persona sencilla, buen amigo y excelente hombre de familia. Me he convertido en una mejor persona gracias a él y le debo todos mis conocimientos de música, deportes, literatura, educación, etc. Tanto a mí como a mis hermanas, con el apoyo de mi madre, nos ha enseñado a ser buenas personas, excelentes padres, destacados profesionales, a practicar los buenos valores y, lo más importante, a tener confianza en nosotros mismos para salir adelante de cualquier situación y afrontar las adversidades. Además, nos enseñó a querer Panamá, pero no a través de una bandera ni un escudo, sino a través de la gente, de los que, aun teniendo poco, se esfuerzan por progresar, de los que no piensan en una minoría, sino en todos.

Este artista, del inconfundible sombrero bombín, se ha destacado con sus pregones y canciones de fuerte contenido lírico, en las que además de hacernos reír, cantar y revivir las andanzas cotidianas del panameño, ha criticado los gobiernos nacionales, sin importar el partido que esté o haya estado en el poder. Jamás tuvo miedo de las dictaduras ni de las amenazas, y luchó como muchos otros para tener la “democracia” que tenemos hoy día. Todo esto, a través de la música y su mensaje directo, lo cual tuvo como consecuencia los apodos cotidianos, tales como “El Juglar de Panama” y “El Cantante del Pueblo”.

Clásicos como El Buhonero, Quince Centavos, Panameño, De Lagartija, La Luz, Limpiabotas, Homenaje a mi Pueblo y las 3 obras maestras de Carnaval, son ejemplos de su talento como ícono musical. Cada una de sus composiciones puede competir contra cualquier escritor en el mundo, en concepto de genialidad lírica, musicalización única y originalidad. Ese es su legado.

Cuando hablamos de la música de Pedrito, lo asociamos siempre a carnavales, salsa, guaro y campana… bueno…, será porque son sus canciones más conocidas por las masas o porque son entonaciones tan importantes que disfruta el panameño, sin importar cuál sea su entorno o país de residencia.

Tomemos en cuenta que Pedrito empezó como cantante de incógnito, esperando su gran momento para darse a conocer, suceso que se dio en el año 1979. En esas presentaciones se pudo comprobar que teníamos a un artista único y que podía marcar una diferencia en la manera de hacer música en Panamá, además de rescatar un ritmo olvidado y autóctono de la costa atlántica… El calipso.

Luego de grabar dos discos estrictamente con raíces de este ritmo caribeño, en los que pudimos escuchar canciones picantes de vivencias propias y del diario vivir, críticas fuertes a la dictadura militar del general Torrijos, también vimos el lado serio de Pedrito, con canciones como Homenaje a mi Pueblo, la cual impactó de una manera increíble.

Lo que vino después fue una serie de canciones emblemáticas, legendarias e inmortales, plasmadas en 10 discos LP y varios sencillos, que sirvieron como formación para que Pedrito se convirtiera en uno de los artistas más representativos de Panamá, cuya influencia se ve reflejada en algunos de nuestros cantantes nacionales, los cuales lo han reconocido en innumerables ocasiones en diversas entrevistas. Pedrito ha sido sumamente original, con composiciones geniales y atinadas a la situación gubernamental, política y social de los años 1980, 1990 y pasando el nuevo milenio. Tanto así que estas trascendieron a todas estas generaciones y aún suenan en emisoras locales, en las que sus locutores hacen énfasis en los mensajes picantes y subliminales que transmiten, el humor que causan, como también la voz solemne de protesta sobre la situación del país.

Quién no conoce frases como: “La calle esta dura y la vaina se ve muy mal, pero a nadie le importa cuando llega el Carnaval”, “Gózalo mi pana”, “Nos vemos en las cómicas”, ¿Oye Pedro pa onde vas?... Para Las tablas ¡Tu ras!, las cuales forman parte del argot callejero, pero una estrofa de su canción “Al Estilo Panameño” define perfectamente la cultura lingüística de cómo habla nuestro pueblo, la cual dice así:

mucha gente me pregunta,

que cómo se usa el lenguaje

es de acuerdo a la ocasión

como te cambias de traje

y así como el hombre es libre

la lengua no tiene dueño

por eso hablo el español

al estilo panameño

Como dijo el gran catedrático panameño y doctor en español, Ángel Revilla: “Pedrito crea el género astracanada-musical lingüística. Son todas sus creaciones el vivo retrato del lenguaje popular panameño: decidor, desafiante, novedoso, imaginativo y sorprendente”.

En las canciones de Pedrito Altamiranda se refleja lo que nos molesta, lo que nos entristece, lo que nos hacen los políticos en nuestra cara sin importar lo que pensemos de ellos, de cómo las mujeres se comportan con los hombres y viceversa, los sentimientos hacia su ciudad, los personajes de nuestro pueblo y, por supuesto, su gran calor humano 100% panameño.

Sus canciones de carnavales: Carnaval en la Central, Las Tablas y La Salsa de Pedro, las cuales tienen 37, 35 y 34 años de haber salido a la palestra pública, respectivamente, aún son entonadas en todos los carnavales, fiestas públicas y privadas, ferias y patronales que se celebran en cualquier punto de nuestra geografía e, incluso, en celebraciones de panameños que viven lejos de su querido Panamá, y hacen que temporalmente olvidemos nuestros problemas.

Los temas Colón, Panamá y Ciudad junto con Homenaje a Mi Pueblo, definen nuestro istmo y embellecen el ambiente con esos versos tan profundos y atinados sobre un país que vive en su corazón. Cuando se entona La Salsa de Pedro o Carnaval en la Central, ya sea en los culecos de algún punto del Carnaval o en alguna fiesta nacional o extranjera, nuestro país goza y hace que temporalmente olvidemos nuestros problemas. Así, Pedrito logró describir el significado y lenguaje de los barrios antiguos de nuestro pueblo, la belleza de nuestra ciudad, la identidad de nuestra gente y el sentir oculto de un pueblo que lo respeta, admira y que le considera “El Cantante del Pueblo”.

Su presencia escénica es perfectamente definida por el ya fallecido doctor en Relaciones Internacionales y gran amigo de mi familia, Everardo Bósquez: “En el escenario, su lenguaje gestual le da a la canción una dimensión que va más allá del simple hecho de cantar. Su forma de morder las palabras, salpicando los versos con onomatopeyas y exclamaciones, le da a la interpretación un sentido coloquial. Es más, una conversación entre artista y público, que un simple ejercicio de canto”.

Pedrito Altamiranda es sin duda un genio lírico con gran originalidad, que podría ayudar a mejorar la cultura y gusto musical a una actual generación que no conoce a cabalidad el verdadero significado de lo que es la composición, contenido, mensaje y el uso correcto del doble sentido. Da mucho pesar ver que los jóvenes de hoy día están completamente perdidos en lo que es la esencia musical y que consideran a cantantes populares de tarima, específicamente de Reggaetón, como ídolos musicales irremplazables, además de no conocer los otros géneros que existen ni cuáles han sido los artistas pioneros de las diferentes épocas. Nuestra sociedad, incluyendo a padres y profesores, avalan que estos artistas mediocres sean vistos como leyendas, íconos, divas, etc., sin saber el daño que causan en las mentes de nuestros jóvenes.

Sin embargo, las canciones de Pedro Altamiranda siempre estarán en la memoria de todos los panameños y pasarán de generación en generación como parte de nuestro folklore y de la cultura cotidiana. Estoy completamente seguro de que muchos panameños tienen la misma opinión que yo sobre este singular artista y no lo hago sólo porque sea mi padre, sino porque, en verdad, este gran panameño tiene su lugar en la historia de nuestro país como un juglar de nuestro pueblo, ícono del Carnaval, gran intelectual, y un digno modelo a seguir.

El autor es banquero- financista


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