Es una frase de Galileo Galilei, que recoge la historia. Este comentario fue emitido en la sala donde la Santa Inquisición le perdona la vida por haber aceptado que esa entidad, encargada de resguardar la fe católica, anunciara que Galileo se retractaba. Se le acusaba de haber cometido herejía, por enunciar su tesis de que el planeta Tierra no era el centro del universo, como aseguraban los doctos del catolicismo.
Pasado el referéndum, a pesar de que la versión criolla y contemporánea de la Santa Inquisición, se alzara con un veredicto de aprobación, esa versión integrada por la mezcla de tecnócratas, politicastros, plutócratas, aspirantes a oligarcas, convencidos de buena fe y sepa Dios cuántas otras calificaciones de elementos codiciosos unos e ingenuos otros, se mancomunaron, como aquella Inquisición, para acallar la propuesta lógica de que la ampliación del Canal tenía que ser planteada de una mejor forma y, como decíamos, a pesar de eso podemos decir como Galileo Galilei, "sin embargo no es buena…".
El tiempo evidenció que Galileo tenía razón. Acá, el paso del tiempo evidenciará que la propuesta era mejorable. Ya la semana después del referéndum, sin que ningún elemento que promoviera el "no" interviniera, La Prensa publica que el costo no será B/.5,250 millones, que el Estado sí es solidario y que no hay compromiso de las navieras de aceptar el aumento de 3.5% anual. Detalles alarmantes como estos y muchos otros seguirán apareciendo, pero en una sociedad inmersa en un desorden descomunal, donde todos los sectores están en profundas crisis, donde hay conmociones como los intoxicados del Seguro o los calcinados del transporte, no habrá tiempo para que la gente sensata recapacite y si recapacita, la turbulencia del desorden poco espacio dejará para que haya oportunidad pronta de enderezar tantos entuertos.
Siendo optimistas, dentro de las limitaciones, hay que darle seguimiento cortito al desarrollo de la propuesta, porque hay muchos que quieren hacer negociados y prepararse para las elecciones del 2009, donde no sean los menos íntegros, los menos ilustrados ni los menos aptos los que aspiren a los puestos de elección popular, como ha sido la impronta, sino que sean los de más méritos en los partidos los postulados. Los de la sociedad civil que dejen de estar inventando la rueda, la fórmula es a través de los partidos políticos para lograr los cambios que requerimos para ordenar nuestra sociedad. Un chiquero no se limpia y ordena desde afuera, hay que entrar. Tenemos que promover que sus mejores integrantes entren a los partidos y transformen estos instrumentos, con los mejores elementos que en ellos hay, para que estos instrumentos funcionen y logren los objetivos que hoy son letra muerta en cada partido, la búsqueda del bien común y no sea que unos cuantos ‘mangonean’ los instrumentos para hacerse de poder político y llevar más agua para sus molinos.
La visión de Galileo tuvo que esperar mucho tiempo para vencer la tozudez de la oligarquía de esos tiempos.
José Dolores Moscote decía, "si lo político no anda bien, lo económico no puede andar bien". La ampliación fue planteada para lograr lo económico. Esto es absurdo y los problemas políticos impedirán la búsqueda del bien común. Sin ser jactancioso, los que así pensaron de buena fe, se equivocaron.
Contra el desorden, orden…, porque el país sigue en desorden.
