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Encíclicas del Papa Francisco y el coronavirus

Lo más revelador y reconfortante de las dos encíclicas del Papa Francisco, Laudato si y Fratelli tutti, es que no hay que buscar a Dios en las penumbras e insondables abismos del espacio infinito, sino aquí en la Tierra, dentro de nosotros mismos y en el milagro creativo de la vida diversa en el planeta. Son una convocatoria ineluctable al redescubrimiento del espíritu, liberándolo de su exilio inoficioso en el cielo para reivindicar su función aglutinadora y salvadora en la Tierra, dentro del contexto de la Ecología Profunda.

En Laudato Si, por primera vez en la historia de la Iglesia Católica y de todas sus Encíclicas Papales, se amalgaman y abrazan fraternalmente en una simbiosis, la teología, la ciencia contemporánea, el espíritu, el conocimiento y la conciencia. El Papa ha encendido un cirio en el oscuro laberinto del futuro de la humanidad, iluminando la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental y social que amenaza la vida y la Tierra con su devastación y aniquilamiento. La corrupción, la pérdida de valores, la ignorancia, la ausencia de políticas justas y de ética son causantes esenciales.

Laudato Si, significa, “alabado seas mi señor, por la hermana nuestra Madre Tierra”. Por la Creación, la vida, el planeta y nosotros los seres más creativos, conscientes de ese proceso; por eso metafóricamente se afirma y mal se interpreta que “somos a imagen y semejanza del Creador”. Concepto que resplandece y pone los pies en la Tierra a través de la nueva Encíclica de Francisco, Fratelli tutti.

Las dos Encíclicas tienen sus raíces en los preceptos teológicos, sociales y ambientales de San Francisco de Asis. La primera en el “Canto de las Criaturas” y la segunda en las “Admonisiones”. Fratelli Tutti, “Hermanos todos” es el profundo mensaje social con la fraternidad, la concientización y la amistad como ejes inquebrantables para construir un mundo mejor; más justo, sostenible, pacífico, con la participación de todos. Gobiernos, instituciones, religiones, sociedad civil. Problemas globales requieren una acción global, no a la cultura de los muros; el amor construye puentes; los derechos no tienen fronteras, es necesaria la ética en las relaciones internacionales; la política, es una de las formas más preciosas de la caridad; el mercado por sí solo no lo resuelve todo; se requiere reformar la ONU; la guerra es un fracaso de la humanidad. El coronavirus tiene orígenes en todos los problemas enunciados en las dos Encíclicas.

Encíclicas son cartas solemnes sobre asuntos de la Iglesia, dirigidas por el Papa a los obispos y fieles católicos de todo el mundo. Por lo tanto, son de cumplimiento obligatorio, especialmente por los representantes de la iglesia que deberían de promulgarlas en sus parroquias y olvidar de predicar obsolescencias sobre los fenicios, fariseos o fantasías como el pasaje del mar muerto. Muertos están quedando ahora todos los mares de la Tierra. Deberían divulgar los problemas de la contaminación, el cambio climático, el exterminio de la biodiversidad, las injusticias sociales y otros pecados capitales.

El autor es escritor-ecólogo


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