Ante la crisis mundial por efecto de la pandemia del coronavirus Covid- 19 y la interrupción indefinida del año escolar, en Panamá muchos centros educativos oficiales y particulares desarrollan clases virtuales o por módulos de aprendizaje, cuyos resultados se desconocen, aunque los reclamos de padres de familia y educadores no se han hecho esperar.
El primer reclamo indica el agotamiento estudiantil ante la gran cantidad de asignaciones que deben ser elaboradas en condiciones de movilidad absoluta para la búsqueda de información.
El reclamo también proviene de la Asociación de Profesores de Panamá ASOPROF, quienes a través de un comunicado (29-3-2020), indican que “ no hubo claridad desde el inicio. Esto ha traído como consecuencia que en muchos colegios oficiales, los padres de familia que ayudaron a sus hijos en dichos módulos van a exigir que se les tome en cuenta como calificación, además de los mismos docentes que ya calificaron o están en ese proceso, por lo que nos preocupa aquellos estudiantes que no entregaron dichos módulos por diversas razones, o porque se anunció que no eran vinculantes. Y es que se ha manifestado que dichos módulos no compensan la cantidad de horas semanales por asignatura, pero también el hecho que de los 48, 897 docentes a nivel nacional, ni todos tienen acceso a internet, ni tienen equipo igual que muchos estudiantes, tanto en el área rural como urbana”.
Ante la masificación del sistema educativo, por situaciones de suspensión de clases regulares, ausencia del educador, eventualidades climáticas, crisis de salud pública y otras eventualidades, en Panamá se propone desde hace años, a la comunidad educativa emplear “módulos de aprendizaje” para que los estudiantes con el apoyo de los padres de familia desarrollen en sus casas, el equivalente a las clases regulares. La estrategia no es nueva ya que desde el siglo XIX se emplea como metodología válida para el aprendizaje. Incluso existen universidades tanto abiertas como a distancia que trabajan con esta modalidad.
Lo cierto es que el Meduca carece de una dirección de Educación a Distancia que permita el desarrollo formal de esta modalidad y gestione la capacitación docente y la creación de plataformas virtuales para ofrecer sus contenidos. La alfabetización informática es un desafío también para los padres y madres de familia.
La investigación efectuada de manera personal, nos permite indicar que la gran mayoría de educadores ofrece una lista de tareas por entregar; se omite el desarrollo de las clases y se deben presentar luego en un trabajo escrito para obtener la calificación.
Esta propuesta está muy lejos de ser considerada módulo de aprendizaje, en la medida que no se presenta en material impreso o en línea, con sus respectivas orientaciones para estudiar el módulo, objetivos, ejemplos, ilustraciones, glosario, ejercicios, auto evaluación final y bibliografía.Lo que hemos encontrado es una lista de actividades para realizar con cierto nivel de secuencia. Lo más frecuente es el desarrollo de ejercicios y búsqueda de información por las redes virtuales.
Otra deficiencia es que no cuentan con el acompañamiento de supervisión ya sea telefónica o virtual con horario preciso y por la complejidad de las asignaciones sin la explicación del docente, algunos padres de familia - que poseen capacidad para responder- terminan desarrollando las tareas.
El sistema modular y virtual requiere que las asignaturas para el desarrollo de destrezas y habilidades empleen talleres, laboratorios, ( física, química, música, idiomas, educación física, biología, agropecuaria, etc), indispensables para aplicar y fortalecer los conocimientos, no solo trasladarlos a un trabajo escrito.
Por otra parte, los estudiantes que aún no saben leer, escribir, y estudiar sin la clase convencional no pueden ser beneficiarios de esta modalidad, por razones obvias.
La crisis por la que atraviesa Panamá, en especial su sistema educativo refleja un vacío profundo en materia de capacitación docente en la redacción y uso de las nuevas tecnologías y su aprovechamiento escolar, particularmente en el uso de plataformas virtuales. Miles de docentes y padres de familia no tienen acceso a internet, desconocen sus usos y ni tan siquiera poseen correo electrónico que posibilite el desarrollo de tecnología.
Para las comunidades sin acceso a luz eléctrica y a una computadora, la situación se complica aún más.
Es un hecho la ausencia de un sistema de producción de clases modelos de las asignaturas que pueden ser transmitidas por SERTV y radioemisoras. Ya la experiencia fue desarrollada por la Unesco en la década del 90 y la práctica exitosa de Radio Hogar Un maestro en casa, nos indica que sí es factible desarrollar esta metodología modular. La Autoridad de Innovación Gubernamental también debe apoyar esta necesidad educativa.
El Meduca deberá a mediano plazo reforzar su programa de capacitación docente, ofrecer acceso a internet banda ancha de forma progresiva a los 3,200 centros educativos y reforzar su respectiva supervisión.
El modelo educativo debe transformarse para practicar una educación inclusiva y de equidad, donde los educadores impartan sus clases con metodologías del siglo XXI para estudiantes del siglo XXI.
La autora es especialista en Tecnología y Comunicación Educativa, docente universitaria