Están de moda los partidos políticos. Entre las sesiones de CADE 2006, la elección de "Limborio" (agrego una "M" mientras su puesto siga en el "ídem"), las reformas electorales y hasta las elecciones peruanas, hemos estado repasando los pros y contras de los "ejes centrales del ejercicio democrático".
Vayamos paso por paso. Sin duda alguna, en su origen, los partidos políticos deberían ser asociaciones de base ideológica que agrupan a personas con ideales similares con el objeto de alcanzar el poder para modificar las estructuras de un estado según sus convicciones.
La población, debería optar por la opción cuyas propuestas se acercan más al bien de la mayoría y sus ejecutorias confirmarán si en las siguientes elecciones merecen o no mantener su plan de trabajo y desarrollo.
Desgraciadamente, con el paso de los años este concepto "ideal" de un partido político se ha desfigurado (aunque pudiera decirse prostituido) hasta no tener nada que ver con esa definición conceptual. Desafortunadamente, la mayoría de los políticos ven los partidos como una pequeña "mafia" que les traerá beneficio personal (casi siempre económico), mientras que la membresía los considera simples "agencias de empleo". Hoy en día nadie vota por ideologías sino por personas individuales, lo que dificulta mucho que las naciones desarrollen un verdadero proyecto de estado a largo plazo.
Otro de los problemas de los partidos y su dirigencia es que ha desaparecido el ascenso en su escalafón basado en méritos y experiencia. En una ocasión, don Guillermo Sánchez Borbón me comentó que los políticos de antes, para llegar a presidente, tenían que haber pasado por concejales, alcaldes, gobernadores, diputados y ministros, lo que les daba la oportunidad de aprender de sus propios errores. Al llegar a puestos de mayor jerarquía ya habían metido la pata lo suficiente. Pero ahora el asunto es totalmente diferente.
La gente "nace" para diputado, ministro o hasta presidente. Llegan a sus puestos por derecho "de apellido" o por "selección del dígito supremo" que los define como beneficiarios de sus cargos. Esta gente, como no tiene experiencia, nos hacen padecer a todos su curva de aprendizaje. Y cuando aprenden, ya les toca dejar el puesto y tenemos que elegir entre otros que tampoco saben en lo que se están metiendo.
A raíz de CADE 2006, pudimos leer la excelente entrevista que la periodista Lina Vega hiciera a los ex presidentes Julio M. Sanguinetti y Felipe González. De veras que da gusto leer las opiniones de estos señores. Independientemente de que uno comparta o no sus ideas, es refrescante ver políticos con mente clara, inteligentes, cultos y con un profundo conocimiento no solo de lo que ocurre en sus países, sino en el mundo entero. Además, es bueno ver que aún queda gente que actúa dentro de esquemas ideológicos pero que saben adaptarse a los cambios propios de los tiempos.
Lo único que se le ocurre a uno al ver a esta gente es preguntar… ¿dónde se consiguen estos políticos?... pero, por alguna razón, mientras leía la dichosa entrevista solo venían imágenes a mi cabeza del diputado beisbolista y del pequeño pistolero luminoso. Menos mal que hay Prozac.
Por otro lado, los pobres peruanos parece que tendrán que elegir en la segunda vuelta entre el aterrador Ollanta Humala y el desprestigiado Alan García. Todo indica que ganará el segundo porque, basado en la personalización de la política, muchos votarán por cualquiera que no sea el amiguito de Hugo y Evo. Una vez un peruano me dijo: "Alan García no fue tan malo, si le quitamos lo cleptómano". Solo nos resta desearle suerte en su futuro próximo al sufrido pueblo peruano y ojalá estos ejemplos nos sirvan para aprender y evitar vernos en una disyuntiva tan poco prometedora en el futuro.
Sobre "Limborio el defensor", parece que nuestros diputados han encontrado un montoncito de arena para tapar su obra y de paso dejar en el puesto a otra copartidaria. Esta fue otra metida de pata de las que ya nos tienen acostumbrados por pensar solo en "amiguismos políticos". Este señor, aparte de "repartir hostias" (el domingo en la iglesia y durante la semana en la casa), parece no tener ningúnmérito para ocupar el puesto. Y encima, cuando habla, termina de embarrarla. Un consejo Don Limbo… no hable más (y de paso dígale a sus dos o tres compañeros de escuela que no sigan escribiendo apologías de lo indefendible) y demuestre un poco de dignidad. Por la foto de la mesa en CADE solo resta pensar que su mérito será lograr que los panameños se vuelvan puntuales. Nadie llegará tarde para no tener que sentarse con él. Mientras tanto, podría aplicarse lo que propuso alguien de hacerle "bullita" cada vez que se presente en un lugar público. Reconozcamos que, si se hace esto, la misa del domingo se pondrá de lo más pintoresca.
Y para terminar con los políticos, las reformas electorales pasarán a la Asamblea. Insisto en que esto es poner a las ratas a cuidar el queso. Es difícil pensar que los más beneficiados de lo malo del sistema, tengan intención de cambiarlo.
Según los entrevistados de Lina es peligroso el rechazo a los partidos y a los políticos. Pero con estas opciones… ¿qué nos queda?... Decía Arturo Pérez Reverte que "un político no es sino reflejo de la sociedad que lo alumbra y tolera. En democracia, cada colectividad tiene lo que se busca y merece". Yo me resisto a aceptarlo… aunque reconozco que debe ser cierto…