POLÍTICA ENERGÉTICA.

El espejismo de las nuevas fuentes de energía

Cada vez más cobra vigencia e interés la idea mundial de encontrar nuevas fuentes alternativas de energías limpias o menos contaminantes para un mundo mejor, pero lamentablemente, más que por una buena conciencia ambientalista de los líderes mundiales por corregir los problemas de cambio climático, entre otros, parece más un pretexto irónico de los países desarrollados para recortar su dependencia de petróleo y gas extranjero.

A la sazón de estas tendencias, países como Estados Unidos están desarrollando nuevas estrategias. Una de ellas es la producción masiva de combustibles renovables a partir de la caña de azúcar y maíz, básicamente, aunque hay otros productos agrícolas que sirven para producir etanol y biodiésel. Con los TLC se han abierto ventanas para que países como los nuestros puedan vender etanol en la mayor cantidad posible, que en el caso panameño supondrá un "ingenio" para echar a producir unas 20 mil hectáreas adicionales a las que producimos anualmente de caña de azúcar. Países como Brasil y Argentina, los mas grandes exportadores de maíz, después de Estados Unidos, ya están preparados para batir récords en sus cosechas y exportaciones para este año. El Departamento de Agricultura de EU ha señalado que para satisfacer la demanda creciente de la industria del etanol para los próximos cuatro años, deberán sembrar, en su país, para el 2010 unas 36 millones de hectáreas de maíz, cuatro millones de hectáreas anuales más que en la actualidad; a decir verdad, qué cifras tan descomunales. En México existe una esperanza enorme, hay motivos para tenerla, el precio del maíz este año ha alcanzado su mayor nivel en décadas. Hasta en la India el entusiasmo es igual, los agricultores se han cambiado rápidamente al cultivo de la jatrhopha, una palma que produce un fruto que da aceite vegetal que sirve de combustible. Es muy cierto, se ve venir un auge sin par, hay euforia entre los países productores.

Pero he aquí el espejismo que nos podrá llevar a la más grande encrucijada de nuestra historia si no tomamos las consideraciones debidas. La razón para pensarlo es que las intenciones de las nuevas estrategias energéticas no son espontáneas ni obedecen a ninguna ley natural sino que buscan producir un efecto político. El periódico La Nación de Buenos Aires dio cuenta el pasado 26 de enero de que Brasil y Estados Unidos han firmado un acuerdo energético bautizado con el nombre de "Estrategias de Biocombustibles para América Latina y el Caribe" que es un referente contra el presidente Chávez y es el argumento central de la nuevas provisiones de energía.

Sin embargo, esto tiene sus razones, Estados Unidos no pretende reducir su demanda interna de combustible o bajar la compra a sus abastecedores históricos de petróleo –México, Arabia Saudita y Canadá-, sino mas bien sustituir su importaciones de petróleo de Venezuela por etanol y quitársela de en medio eliminándole la porción que le suministra, así como la de darle una lección a cualquier otro país como Bolivia o Ecuador que quieran jugarles el mismo juego de amenazas y provocaciones. Además, los gringos no van a esperar por más tiempo a que Venezuela consiga la salida de su petróleo al Pacífico para vendérselo a China o que los precios sigan subiendo a cifras excesivas.

Pero la producción de estas nuevas fuentes de energía tiene problemas críticos y riesgos sin resolver, adicionales a los políticos, de por sí delicados. Sin subsidios, la rentabilidad de estos combustibles está en duda; los precios del maíz se han disparado y los de la caña de azúcar no esperarán mucho tiempo para subir, situación que conllevará a su vez a reducir los márgenes de ganancias de los productores de combustibles y desalentar la naciente industria. Otro grave trance es que el petróleo vuelva y se sitúe en 55 dólares o baje a 40 dólares el barril. Adicionalmente a esto, tenemos otro quebradero de cabeza que no resulta fácil resolver: la necesidad de más tierra y más agua para la expansión agrícola, tanto como la carestía de productos de consumo humano que se vendrá encima, le meterán mas presión a estos elementos que ya de por sí son insuficientes para las necesidades básicas de gran parte de la humanidad.

¿Valdrá la pena el irónico pretexto? Por lo pronto los gringos tienen ya, 117 biorrefinerías y construyen 78 más. Procesan 50 millones de toneladas de maíz al año para etanol. Brasil se afila para venderles enormes cantidades de etanol producto de la caña de azúcar. Argentina igual, lista para exportar etanol producto del maíz y de una variedad de algas que han resultado fenomenales para la industria. Colombia hace cuentas para capitalizar de la mejor forma sus excelentes relaciones con Estados Unidos. Dicen que en río revuelto, ganancias de pescadores.


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