Un espíritu libre

—Todos los artículos reflejan mi filosofía.

—¿Cuál es exactamente su filosofía?

—Fundamentalmente, soy un espíritu libre. Soy una mujer total. Mi filosofía es que una mujer de hoy puede tener hijos, llevar lencería de lujo y seguir una carrera profesional. Puede hacerlo todo. Así se convierte en un espíritu libre, es así como yo lo llamo. Sin embargo, el problema es que mucha gente parece pensar que yo sólo soy un par de tetas que va de un lugar a otro sin saber en realidad qué hace.

Después de esta conversación, comienzo a darme cuenta de que la actriz ve en esta entrevista una buena oportunidad para proyectar su nueva imagen. Es una sospecha que se confirma unos minutos más tarde, cuando Hedda interviene para decir: “¿Ves, Pamela? Te está haciendo preguntas inteligentes. No como todos esos periódicos sensacionalistas”.

Hedda es muy amable, aunque lo que dice no es exactamente correcto. Vuelvo la mirada a mi cuaderno para preparar mi siguiente pregunta inteligente y veo las palabras “aumento de pecho” que surgen hacia mí como si salieran de una ciénaga.

–¿Quería hacerle una pregunta sobre sus... (comencé a balbucear).

–¿Mis qué?

–Sus estudios bíblicos.

– ¿Mis estudios de la Biblia? –dice Pamela, comprensiblemente confundida.

–Eso es. Tengo entendido que imparte clases de catecismo.

Bueno, es cierto que ayudo, pero no predico ni nada por el estilo. En realidad, en este momento estoy leyendo la Biblia. Mi padre leyó la Biblia 10 veces, y quiero hacer lo mismo a lo largo de mi vida. Pero sin duda es difícil avanzar en la lectura. ¿Usted ha leído alguna vez la Biblia, John?

–Bueno, algunas partes.

–Es realmente horripilante, ¿no? El Antiguo Testamento... ¡Caray!. O sea, ¿cuándo llega la parte buena?

–Dios puede ser bastante cruel a veces, ¿no? –me atrevo a comentar.

–¡Ya lo creo!

Seguimos sentados en el sofá, mordisqueando uvas, reflexionando sobre la naturaleza de Dios y sobre otros asuntos vagamente relacionados.

–Antes solía meterme en muchos líos, ¿sabe? Pero ya no tengo tantos problemas, aunque todavía me gusta divertirme.

–¿Está ahora metida en líos románticos? –le pregunto bajando la voz, empleando mi más convincente tono comprensivo.

–No, ahora mismo estoy muy bien en ese sentido. Estoy muy atareada con mis hijos, de modo que el amor no ocupa ahora uno de los primeros puestos en mi lista de prioridades.

Separación. Este mismo año, Pamela rompió su compromiso con el cantante Kid Rock. Parece que él quería que se fueran a vivir al centro de Estados Unidos, pero a ella le gusta estar siempre cerca del mar.

“Es triste, pero esas cosas pasan”, explica la actriz. “Además, como he dicho antes, en este momento siento que tengo mucho más control sobre mi vida. Así es. Y además, las cosas van bien con Tommy Lee”. Tommy Lee es su ex marido, el batería del grupo Mötley Crüe, “La gente se imagina cosas sobre nosotros, pero no sabe nada. Puede que nuestra relación sea extraña, pero es una buena relación”.

La situación actual de Pamela, hija de un reparador de calderas y de una camarera, tiene muy poco que ver con la que vivió durante su adolescencia en Vancouver Island, donde nació hace 36 años. Su gran oportunidad llegó cuando la descubrieron entre el público de un partido de rugby televisado. El cámara se entretuvo insistentemente en su rostro y su cuerpo, e inmediatamente fue contratada como el rostro de la cerveza Labatt’s. Luego la revista Playboy la invitó a posar desnuda en sus páginas.

–Nunca fui una chica ambiciosa, ni siquiera segura de mí misma –explica–. Nunca participé en concursos de belleza, ni me puse nada de maquillaje hasta que fui a Los Ángeles, invitada por los directivos de Playboy . De hecho, era la primera vez que viajaba en avión...”

–¿Y era efectivamente un lugar salvaje y loco?

–Oh, muy salvaje y muy loco, créame. Me sentía entonces muy cohibida, pero pensé que si posaba para Playboy dejaría de sentirme así. ¿Le parece que esto tiene sentido, John?

–Bueno... algo.

–Para empezar, no quería quitarme la ropa, pero poco a poco me fui relajando y ya al final de la primera semana me estaban haciendo tantas fotos que si me lo hubieran permitido habría salido desnuda a la calle. Entonces, ¿ve?, funcionó. Dejé de ser tímida.

Y luego vino Los vigilantes de la playa ( Baywatch ), los bañadores, los implantes, las fotos y las páginas de pornografía inundando internet.

“Nunca creí, ni en sueños”, recuerda, “que esta serie de televisión insignificante y ridícula llegaría a hacerse tan famosa en todo el mundo. Pensé que en poco tiempo estaría de vuelta en Vancouver Island. Pero entonces una cosa llevó a la otra y, aunque no planeé nada, creo que me salió bien lo de ir conectando todo lo que había pasado para de esa manera seguir avanzando en mi carrera”.

Pamela Anderson vive ahora con sus dos hijos, Brandon Thomas (de siete años) y Dylan Jagger (de cinco), en su residencia de Malibú, decorada como una casa de campo francesa. No tiene contratado a nadie que cuide de los niños. Ella misma los lleva al colegio y hace las compras en el supermercado de la zona.

Además de promocionar sus productos de lencería y sus velas de aromaterapia, produce una serie de dibujos animados llamada Striperella junto a Stan Lee, el fundador de los célebres cómics Marvel. También ha protagonizado un documental para la televisión Sky One , y recientemente ha comenzado a escribir una columna mensual en la revista Marie Claire . En esos artículos expresa sus ideas sobre todo, desde el vegetarianismo (del que es gran defensora) hasta el amor anticuado (del que también es una gran defensora).

–Si un tipo quiere impresionarla mucho, Pamela, ¿qué debería hacer?

– ¿Aparte de la penetración? Me gusta que sea detallista.

Ahora, también va a explorar el mundo de la literatura. Quiere escribir novelas. Y para ello ha firmado un contrato de dos millones de dólares con la prestigiosa editorial estadounidense Simon & Schuster, que publicará sus dos primeros libros. Se muestra, cosa rara en ella, algo evasiva respecto a su primera novela; sólo dice que ya la ha terminado y que ha disfrutado mucho escribiéndola. “El libro es sobre mí. Ya sabe, alegre y tonto. No creo que le decepcione”.

No obstante, una nube negra se cierne sobre la vida de Pamela. Padece hepatitis C, una enfermedad que contrajo, al parecer, tras compartir una aguja de tatuaje con Tommy Lee. “Intento lidiar con ello lo mejor que puedo. En este momento gozo de buena salud y me hago pruebas constantemente. Todos los tratamientos convencionales son tan agresivos que prefiero emplear remedios naturales, al menos de momento. Pero Tommy no está siguiendo ningún tipo de tratamiento”.

Ha llegado la hora de que Pamela Anderson acuda a su último ensayo de la ceremonia de entrega de premios. Se incorpora, se alisa los pantalones, se pone la chaqueta y se calza otro par de zapatos.

—“Creo que soy bastante normal”, dice para terminar la conversación. “Pero me doy cuenta de que mi vida no es precisamente lo que mucha gente consideraría normal. Sin embargo, sí que lo es para mis hijos. Ellos les dicen a sus amigos que soy socorrista”.

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