Tuve un programa en SERTV, una cápsula, “En Plenitud”, espacio donde daba consejos motivacionales, que luego pasó a ser “Ganar Ganar, con Alfredo Arango”, donde la gente llamaba por teléfono o enviaba un correo electrónico con su problema, sobre el cual les daba consejos en vivo; en el concepto de negociación ganar-ganar. Ejemplo: “Mi esposo, desde que sale de casa, pelea y vocifera con otros conductores y transeúntes, porque no respetan las reglas de tránsito. Yo llego a la casa agotada de verlo en ese plan todo el camino”. A lo que yo respondía: “Señora X, dígale a su esposo que esa actitud es perder-perder, porque ni él es feliz ni provoca felicidad en los que insulta; se amarga la vida, se la amarga a usted y sus hijos, además de que crea enojo y malestar de todos a los que desafía e insulta”.
El concepto de la negociación ganar-ganar, en la Escuela de Leyes de Harvard, trata sobre casos en que el acuerdo alcanzado no puede ser mejor en beneficio para ninguna de las partes.
En las acciones del nuevo gobierno percibo varias decisiones ganar-ganar:
a) Restaurar 1,800 escuelas que están en estado deplorable, es una ganancia para los estudiantes y sus familiares a la vez que para los docentes (muy bajo nuestro índice de aprendizaje escolar), para las autoridades del Ministerio de Educación en sus oficinas regionales y, en suma, para todo el país.
b) Al reponer cargos públicos, con personas de reconocida trayectoria decente en la rama jurídica y personal, gana la justicia y ganan los afectados por infractores impunes.
c) Al despedir a las autoridades de las cárceles y realizar investigaciones profundas sobre la corrupción de las bandas que han creado grupos de privados de libertad, gana la sociedad, porque se puede trabajar efectivamente para una reinserción social de algunos y se gana la batalla al bandolerismo carcelario, con la anuencia aparente de ciertas autoridades.
La negociación ganar-ganar es aquella en que la partes involucradas obtienen el mejor resultado posible para ambos; no se deja de lado ningún valor y se colocan todos los recursos disponibles para beneficio mutuo y nadie hizo concesiones innecesarias para llegar al resultado deseado por ambos.
Necesitamos conocer los intereses y prioridades de la otra parte y expresar los nuestros, con honestidad; claros y realistas para conectar objetivos y ambiciones o necesidades de cada parte, estableciendo un tono cooperativo desde el inicio.
Los mejores acuerdos ganar-ganar nacen después de que se ofrecen alternativas, de ambas partes, discutiendo con serenidad múltiples propuestas en lugar de una sola oferta. Se puede agregar a una tercera persona, para que ayude a construir un ambiente de mayor confianza y neutralizar la sospecha de que uno de los lados, quiera obtener ventaja sobre el otro, como agregar al PNUD a la discusión de las reformas de la constitución. En el 2020, negociemos más ganar- ganar.
El autor es psicólogo, docente y escritor
