Antes de entrar de lleno en el contenido de este trabajo, quiero aclarar que mantengo un profundo respeto y admiración por el sincero y esforzado pueblo "estadounidense" que, incluso se ha consolidado y acrecentado con el tiempo.
En el presente, entre los sentimientos que prevalecen inalterables y el valor que le sigo dando a esa Patria norteña, está la tristeza y molestia al mismo tiempo, de ver que nada han hecho, ni hacen y parecen que no harán por corregir una injusticia y, hasta pudiéramos llamarla irrespeto como es la de arrogarse el nombre del continente americano para identificar exclusivamente a su país. Juzgo que ha sido una marcada negligencia de los gobiernos "estadounidenses" al no haber sabido adoptar un nombre apropiado para su país y un gentilicio acorde y consecuente con él para sus ciudadanos.
Cuando hablamos de América y americanos, nos encontramos, sin sorpresas, que la gran mayoría de la población del mundo, piensa que nos referimos exclusivamente al país del norte donde actualmente es presidente el Sr. George W. Bush.
No seré yo el primero en escribir sobre este tema. Existen innumerables artículos relacionados con la usurpación del nombre del continente por los llamados "estadounidenses".
El tema ha apasionado a algunos estudiosos de la historia, de la geografía y las ciencias políticas.
Pienso que todos, de una u otra manera, hemos contribuido con esta anomalía. El país se llama Estados Unidos de América (en todo caso debía ser de Norteamérica... y eso también es debatible), pero no es éste un nombre apropiado. México también se denomina Estados Unidos de México, se encuentra en Norteamérica y es una república federal como su vecino al otro lado de Río Grande.
También están los Estados Unidos de Venezuela y los Estados Unidos de Brasil, cuyos estados o provincias se han conformado federalmente, guardando cada estado su propia autonomía y obedeciendo todos a un gobierno central. De ahí que el nombre "Estados Unidos de América" francamente, nada dice ni identifica expresamente por ese nombre a ese país como no sea mediante la diferencia que siempre ha habido con ese nombre tan ambiguo y generalizado y los del resto de los estados de América toda, incluyendo, por supuesto, nuestro querido Panamá. Canadá, daría la impresión que no tiene ubicación.
La usurpación o abrogación caprichosa del nombre se efectúa también, cuando el pueblo de Abraham Lincoln se denomina a sí mismo americans y su equivocación se va más allá de una alegre costumbre y de encogerse de hombros, pues, como llaman a su país "América", ellos tienen que llamarse americans. Definitivamente son americanos porque han nacido en el continente americano, pero su país no se llama América sino, en tal caso, Estados Unidos de América.
Americanos somos todos, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Parece más bien cómico que la poderosa, democrática, justiciera y muy funcional nación del norte de México no haya podido encontrar o, mejor dicho, no ha querido encontrar, un nombre más apropiado para su inmenso territorio y un gentilicio consecuente para sus ciudadanos.
La historia nos ubica en el siglo XVI cuando Américo Vespucio propuso dar al nuevo continente el nombre de América, olvidando, pienso yo, al que mejor lo merecía: Cristóbal Colón. Esta denominación –América– apareció por primera vez por allá por 1507. Si tenemos en cuenta que los ingleses comenzaron a colonizar una pequeña porción de la costa este de los llamados Estados Unidos que va desde Norlfolk hasta Boston (y que ya había sido descubierta más al sur por los españoles), 100 años después en 1607, es evidente que ya América se llamaba América, 100 años antes que la naciente poderosa colonia, comenzaran sus antepasados a forjar la gran Patria de la que hoy gozan... con una gran cantidad de hispanos, por cierto.
Por lo tanto, el nombre que han tomado para denominarse a ellos mismos, no lo crearon siquiera los pilgrims del Mayflower que desembarcaron en 1616 en la roca de Plymouth a luchar contra los indios (autóctonos), a construir chozas y cazar pavos, cuando ya la América española estaba bastante poblada, los indios habían sido evangelizados hacía mucho tiempo, existían catedrales, amplias plazas y calles empedradas; gobernaban virreyes y orientaban cardenales, había promesas de santos y beatos y se transportaban a europa minerales, maderas y piedras preciosas, productos exóticos, granos, especias y cultura y la riquísima literatura de los hombres de letras que vinieron con los colonizadores españoles. En ese año de 1616 morían los dos grandes de la literatura española e inglesa: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare.
Pienso, que en honor al Gran Almirante Cristóbal Colón e incluso en honor a la propia Inglaterra, Estados Unidos debiera llamarse "British Columbia" o "Virginia", y sus habitantes "colingleses", (conglish) o "virginianos" (virginians); "Pilgrimterra" (Pilgrimland). New England, sería razonable y consecuente. En fin, como a ellos les parezca más apropiado con la determinación de identificarse más particular e individualmente sin herir los legítimos derechos y sentimientos de los latinoamericanos.