Geógrafo, ¿Qué es ser geógrafo? Cada profesional de esta disciplina puede sustentar una propia respuesta dependiendo a su experiencia. Pero si algo es cierto, ser geógrafo involucra analizar los diversos elementos que conforman la superficie terrestre, el medio físico con relación a los seres humanos. Una formación multidisciplinaria, que, aunque suele ser dirigida al campo de la docencia, el geógrafo tiene entre sus manos el compromiso de analizar, interpretar, diagnosticar, caracterizar y planificar las problemáticas sociales y científicas. Las fechas que se atribuyen al día del geógrafo varían de país a país. Sin embargo, para Panamá, se considera el 14 de octubre como el día del geógrafo panameño.
Como parte de la identidad geográfica de cada nación, se cuenta con una entidad representativa. Para cada geógrafo y panameño, el “Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia”, es la agencia cartográfica del istmo, es la cara del país ante el resto de la región en el arte de hacer geografía. Además de ser el centro por excelencia de la elaboración de Atlas Nacionales, cartografía básica, mapas especiales de diversos temas y escalas, mapas políticos y administrativos, síntesis geográficas, fotografías aéreas e imágenes de satélite ortocorregidas, generación y mantenimiento de las redes geodésicas nacionales y, hasta la demarcación de los hitos fronterizos, todo esto como parte de su valioso aporte al desarrollo nacional. En su recorrido, desde el año 1946 con la creación de la sección de Cartografía como parte del Ministerio de Obras Públicas, pasó a llamarse Dirección de Cartografía en 1954, recibiendo en 1967 su nombre actual en honor a Tomás Guardia hijo, primer director de la Dirección de Cartografía en 1954, esto a través del Decreto Ejecutivo No15 del 13 de febrero. Dos años después, en 1969, recibe su estatus como Instituto. Esta entidad, además de lo antes mencionado, ha sido el apoyo geográfico al desarrollo de las actividades socioeconómicas del país por más de medio siglo, siendo motor del desarrollo geográfico, cartográfico y en ciencias afines.
Es hora de que a este Instituto se le otorgue el lugar que verdaderamente le corresponde, pasar de ser una simple unidad para ocupar la verdadera posición que le corresponde, con una transformación que le haga llegar al nivel de los Institutos geográficos de Brasil, México o Colombia. Solo es necesario una breve visita para ser testigo de lo descuidada y deteriorada infraestructura sobre la cual reposa una de las más importantes casas de hacer geografía con la que cuentan los panameños. Actualmente la geografía en Panamá está en la cuerda floja, al ser una de las disciplinas de menos preferencias por los estudiantes en las escuelas pre-medias y medias, hasta ser llamada en ocasiones como una disciplina “aburrida”. Esto es preocupante, porque la geografía no es solo recordar las elevaciones más altas o recitar las capitales de países como poemas, no es una disciplina de simple memoria, es una disciplina de puente, de análisis, de información e interpretación. El ejemplo más claro se puede ver en la actualidad, al darse los primeros casos de Covid-19 en Panamá, ¿qué estuvo incluido desde el primer informe que se presentó ante la sociedad? Mapas, mapas sobre los cuales claramente se puede localizar el problema, donde se aplican métodos científicos, caracterización de las condiciones de fronteras, creación de planes de mitigaciones y gestión de rutas de trabajo y control.
A casi 500 años del primer mapa que incluía el relieve panameño, en su debut en 1527, ya Panamá era descrito en Sevilla, específicamente Darién en 1519. Desde Pascual de Andagoya en su escrito “La Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila en la Tierra Firme y de los descubrimientos del Mar del Sur: Años 1514 - 1541”, o la “Carta del Istmo de Panamá” por Ruíz de Peñate en 1527 y posteriormente como parte del mapamundi del Cosmógrafo Real, Diego de Ribera en 1530 hasta los actuales y detallados Atlas Nacionales, la Geografía y la geografía panameña necesita su lugar propio, sin telarañas y luces pardas. Un nuevo enfoque en su enseñanza es imperante, mostrar su conexión con otras disciplinas e integrarla desde la matemática, la física, al clima, la estadística, la informática y sobre todo a la tecnología actual. Renovar y profundizar los conocimientos desde quien la imparte hasta quien la aprende. La vieja escuela es la base, son los pilares del arte de la geografía, pero un giro en su enfoque educativo es urgente para no perder una de las bases de la formación humana.
El autor es geógrafo y estudiante de doctorado en cambio climático