La comunidad nacional respiró cuando - ¡por fin! - se cumplieron los interminables 10 años de José Antonio Sossa en la Procuraduría de la Nación; luego, todos cruzamos los dedos esperando el nuevo nombramiento que haría el presidente Torrijos.
Salió el nombramiento: Ana Matilde Gómez. "¿Quién es Ana Matilde Gómez?"... nos preguntábamos todos. Su currículo fue escudriñado con lupa. Previo a su ratificación ella misma se preocupó por sostener conversaciones con múltiples sectores organizados de la sociedad. Sus conversaciones fueron francas, admitiendo lo que ahora consideraba potencialmente criticable en su vida. Estaba clara en que frente a los ataques violentos a su actuación rectificadora, su apoyo vital tendría que venir de la sociedad... que sí está exigiendo una profilaxis del sistema de justicia. Su retórica era impecable pero murmurábamos, "del dicho al hecho". Ya sabemos que sólo se conoce a la persona realmente cuando tiene el poder y la atropellan las presiones inherentes al cargo, pero las desilusiones eran tantas que podíamos creerle sólo cuando y si las promesas se convertían en acción. La Asamblea la ratificó, e inició con nombramientos respetables. Entonces, quizo referirse a los casos de más alto perfil explicando bien cómo atendería algunos y cómo no podría atender otros por sentencias de la Corte... el CEMIS siendo principalmente la primera desilusión. Hay que cumplir la ley pero haciéndolo; hay que buscar la manera de hacer, no hacer caso a los burócratas dedicados a decir por qué no se puede hacer. Hay serias opiniones jurídicas que indican que el CEMIS sí se puede re-abrir a pesar de la descabellada e interesada opinión de la Corte de la Suprema Injusticia. Hasta ese momento veíamos a la nueva procuradora con un 3.5 a 4.0.
Entonces, sacó la escoba y comenzó a limpiar la Procuraduría de los fiscales corruptos, ineptos, abusadores e ineficaces. Primero sacó a los más obvios, luego implementó rotación y traslados y ahora, al agarrarlos con las manos en la masa, los mete en la chirola donde deberían permanecer guardaditos hasta que paguen su deuda brutal con la sociedad. Si un fiscal pedía dos mil dólares en La Chorrera por no trasladar a un pobre ser acusado de una cárcel a otra, ¿se imaginan cuál sería su tarifa en la ciudad cuando atendía los casos de extranjeros de alto perfil en problemas?
¡Ahora sí, señora Procuradora! No afloje, no suelte. Que sean 10 años de limpieza y de corruptos de leva en la cárcel. Haga caso omiso a las presiones, pues la sociedad apoyará su profilaxis por encima de todos los obstáculos que le pongan en su camino. Usted se ha convertido en un rayo de luz en la podredumbre que existe en el sistema de justicia de nuestra nación. Sus acciones se han convertido en la gran esperanza de que es posible extirpar el cáncer de corrupción que corroe a nuestra sociedad.
Por supuesto que con una Corte Suprema como la que tenemos será una pelea cuesta arriba, aunque de repente los funcionarios y jueces honestos del sistema - que los hay - comenzarán a tener también esperanza y poco a poco irán aislando a los corruptos hasta expulsarlos y condenarlos. Usted - con su acción rectificativa - no sólo está limpiando la Procuraduría sino que está poniendo un ejemplo con posibilidad de irradiar y penetrar mucho más allá de la institución que usted dirige. Su acción tendrá efectos nacionales y devolverá las esperanzas a mucha, mucha gente.
Usted está comprobando que contrario al dicho popular, una golondrina sí puede hacer verano. La felicito, y hay que darle crédito al Presidente por haberla escogido.
El autor es presidente de la Fundación para la Libertad Ciudadana
