AMENAZAS CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

El gorilato se repite

PANAMÁ, R.P. – “El periodismo independiente solo es posible donde haya un poder judicial independiente”, editorial sobre Panamá en el New York Times, 27 de marzo de 1998.

Aunque este gobierno neotorrijista se empeñe en negarlo, una de las verdades inmutables de la vida es que la historia –como la moda– se repite. Para ilustrar esto con un ejemplo trivial pero verídico, cualquiera persona con ojos y memoria puede ver que los pantalones pedal pushers que eran moda femenina en los años 50 han regresado, solo que ahora se llaman pantalones capri.

Los únicos que no se darán cuenta del hecho son los que no estaban vivos cuando esa moda hizo su primera vuelta, pero a nadie se le ocurrirá decir que quienes reconocen la repetición del fenómeno “están viendo fantasmas del pasado”.

Igualmente absurda es la acusación de que quienes advertimos del retorno del militarismo en Panamá estamos viviendo en el pasado. Ese cuento se lo podrán echar a los despistados, a los vendidos, y a los jóvenes que no vivieron la dictadura de 1968-1989 (y que, por ello, no reconocen las características del gorilato); pero los que defendimos los derechos ciudadanos entonces y no nos hemos muerto todavía, vemos muy claramente que el monstruo ha revivido (o, en verdad, nunca murió).

Sin menospreciar la gravedad de la situación, confesaré que me siento casi como un personaje en una de esas películas de terror que son tan populares: estoy gritando a los cuatro vientos que el gorila está por comerse a los incautos, pero casi nadie hace caso (ya sabemos cómo terminan siempre estas películas). Y encima, tengo que aguantarme el cinismo insultante de que los malos de la película hablen del “pasado” dictatorial como si eso hubiese ocurrido en el tiempo de los dinosaurios (no meramente 20 años atrás) y no hubiera sido liderado por ellos mismos.

Por el contrario, los que están trabados en el pasado no somos nosotros, sino ellos. Los ex militares y ex dictadores no han superado el gorilato por dos razones: llevan dictadura en el ADN, y llevan 20 años de estar sangrando por la herida de una virilidad pisoteada y cuestionada (debido a que se escondieron bajo la cama durante la invasión). Esto último explica que el presidente, Martín Torrijos, haya afirmado la semana pasada que uno de los propósitos de las nuevas leyes de seguridad es evitar que se le diga “maricas” a los policías; la patología militarista en esas declaraciones es indisputable.

Bueno, aprendimos del pasado que el paquete militarista necesariamente incluye la represión de derechos ciudadanos, siempre comenzando por la libertad de expresión. Por ello, ya vimos esta semana que el primer golpe del nuevo gorilato es la amenaza de entablarle un caso penal a La Prensa, por la supuesta falsificación de un documento estremecedor que se publicó sobre el helicóptero que mató a dignatarios chilenos en mayo. Según La Prensa, se trata de un informe que advertía que ese helicóptero no debía utilizarse para transportar a personas “VIP”. Como esta información ha causado un escándalo con repercusiones diplomáticas, me parece claro que el Gobierno busca castigar al medio y a los periodistas involucrados, dando así aviso a todo el periodismo nacional de que las viejas amenazas están en pie. Esto, creen ellos, “enfriará” a los periodistas atrevidos.

Claro que esa táctica también repite episodios del pasado. Recuerdo, por ejemplo, la situación en 1997-1998, cuando varios periodistas de este diario encaraban un posible encarcelamiento de seis años, amenaza que motivó el editorial del New York Times que cité arriba. Aunque 10 periodistas latinoamericanos habían muerto por asesinato en 1997, el editorial del Times opinó que la amenaza constante de ser arrestado era el peligro mayor para cualquier periodista latinoamericano. A lo largo y ancho de Latinoamérica, editorializó el Times en 1998, “los funcionarios gubernamentales están instituyendo cargos penales contra periodistas que reportan corrupción y criminalidad oficial, para así darle una pátina jurídica a la intimidación”.

Esa necesidad de “darle una pátina jurídica a la intimidación” es, a mi juicio, lo único que ha cambiado entre el autoritarismo de antaño y el de ahora –como cuando se le pone nombre nuevo a una moda reciclada de épocas anteriores. Antes le decíamos noriegato y ahora lo llamaremos gorilato, pero la necesidad de maquillar dictadura con modalidades modernas no altera el hecho de que la historia se está repitiendo.

CITA: El miércoles, a las 3:00 p.m., en la Plaza 5 de Mayo, con pito, paila y pañuelo.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más
  • Jueza imputa cargos y ordena detención domiciliaria a empresario por presunto peculado en perjuicio de Conades. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Detienen a sujetos vinculados al Tren de Aragua y desactivan minas. Leer más
  • El antiguo Figali volverá a manos privadas tras 16 años bajo administración estatal. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Reprogramación de pagos del Ifarhu 2025: quiénes cobran este lunes 15 de diciembre. Leer más