Fauna y flora urbana
Por Jorge Ventocilla Instituto Smithsonian
En estos meses, varias especies de reptiles que en cierta medida también viven cerca o incluso dentro de la ciudad, andan por ahí como recién nacidos. Son las iguanas, tortugas, caimanes y cocodrilos. Sus madres depositaron los huevos durante la estación seca en huecos escarbados en el suelo, para que el calor del sol los incubara. Todas tienen problemas cuando son grandes: las cazan demasiado o las atacan por ignorancia.
Pero una en especial, la tortuguita acuática (Trachemys scripta), tiene más problemas cuando es pequeñita: la capturan para venderla como mascota. Es decir, la ponen presa desde niña.
En distintos lugares del mundo la venden -por millones -, tanto ilegalmente en calles y esquinas de semáforos o legalmente en tiendas de mascotas. No todas sobreviven a las condiciones de cautiverio ya sea por desconocimiento sobre cómo cuidarlas o porque sus dueños se cansan de ellas.
En los Estados Unidos la ley exige que esta especie tenga al menos 4 pulgadas de largo para poder ser comercializada. Desde allá las exportan a Europa, Japón y algunos lugares de América Latina. Si alguien me dice que las que vende aquí -casi recién nacidas - provienen de zoocriaderos en EU,
tendría que recordarle el tamaño mínimo regulado allá. Entonces, ¿de dónde salen las que vende?
Por supuesto que a los seres humanos nos gusta -y nos enseña-tener mascotas. Pero hay mascotas y mascotas, y todas exigen responsabilidad. Alguien me dijo una vez que animales como perros o gatos, a fin de cuentas, se pueden quejar, pero que el problema de las tortugas es que no pueden hacerlo (o no nos damos cuenta). Yo propongo, en todo caso, una opción: salir con los chicos de la casa a observar tortugas. Se las puede ver cerca a la ciudad en los lagos alrededor del Canal (por Miraflores y Pedro Miguel), y en el propio Lago Gatún.
Me dice Stand Rand -nuestro herpetólogo experto en el Smithsonian -, que el único estudio que él recuerda que se haya hecho en Panama, fue allá por los años'60. Ed Moll, estudiante norteamericano, hizo su tesis de maestria con esta tortuga en el Río Chagres, arriba de la comunidad de Gamboa.
La hembra es más grande que el macho y puede llegar a medir medio metro de largo. No son totalmente acuáticas y necesitan siempre un árbol caído o una roca donde trepar. Donde no han sido diezmadas se les ve posadas, varias en hilera, sobre un tronco que sobresale del agua. Son más carnívoras cuando jóvenes que de adultas. Según la literatura, de pequeñas un 70% de su alimentación es de origen animal y un 30% vegetal; mientras que de adultas 9/10 es materia vegetal. Cuando no se trata de plantas de diverso tipo, comen insectos acuáticos, caracoles, renacuajos, peces y camarones, casi siempre bajo el agua y de preferencia temprano en la mañana y al atardecer.
Como algunas personas las liberan cuando ya no las quieren, hoy en día la especie está presente en lugares tan lejanos de su hábitat natural (partes del continente americano), como Francia, Africa del Sur, Japón, Corea del Sur, Guam y Tailandia.
