La promoción de la salud es el proceso que proporciona a la población, los medios necesarios para disfrutar de una mejor calidad de vida, usando enfoques participativos en el que individuos, organizaciones, comunidades e instituciones colaboran para crear las condiciones indispensables que garanticen salud y bienestar para todos.
Para la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) es una “función esencial” de la salud pública.
Las tendencias demográficas, como el aumento del número de adultos mayores, la prevalencia de enfermedades crónicas, los crecientes hábitos de vida sedentaria, amenazan la salud y el bienestar de centenares de millones de personas. Las enfermedades infecciosas nuevas y el mayor reconocimiento de los problemas de salud mental exigen una respuesta urgente. – Declaración de Yakarta 1997-. La afectación que han causado las comorbilidades en la pandemia, dan cuenta de porqué preservar la salud incide, ante un hecho inesperado, en la tasa de sobrevivencia de los afectados.
Es indispensable que la promoción de la salud evolucione para adecuarse a cambios de los factores determinantes de la salud.
Según las estadísticas de la Caja de Seguro Social (CSS), en Panamá las tres enfermedades que más afectan a los panameños son la diabetes, la hipertensión y la insuficiencia renal crónica. La Contraloría General de la República registra, anualmente, cuatro mil casos de diabetes. El 35% de las muertes en Panamá son ocasionadas por enfermedades cardiovasculares. Se trata de un panorama claro que nos advierte de la necesidad urgente de emprender acciones para mejorar la salud y el bienestar de nuestra población, enfocándonos principalmente en estrategias para preservar y promover la salud; prevenir las enfermedades y facilitar el diagnóstico precoz y el tratamiento a tiempo, paradigma de la medicina preventiva.
Somos conscientes que muchas de las carencias que tenemos, son falencias históricas que presenta la región en materia de equidad, de acceso efectivo a servicios de salud oportunos y de calidad, consecuencia de la escasez de recursos humanos y financieros sumado a las dificultades en la articulación de los sistemas de salud y la Caja del Seguro Social. Se trata de factores que inciden en el efectivo control de las enfermedades.
Panamá, mediante Decreto Ejecutivo No. 393 de 15 de septiembre de 2015, asumió el compromiso fundamental de saldar las brechas de desarrollo territorial y social, a fin de mejorar la calidad de vida de la población a través del logro de la Agenda 2030 con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS).
Cumplir con las metas de los ODS ha sido un gran reto. En el caso del ODS 3 -Bienestar y Salud- un pilar importante es la inversión en infraestructura. En el presente, según una publicación reciente en medios nacionales, hay “cinco construcciones que se mantienen detenidas en la CSS por $846.1 millones, mientras hay cuatro que, aunque no se han paralizado, no han sido concluidas o entregadas por inconvenientes encontrados y que suman otros $239.5 millones¨. Entre esas construcciones, destaca la Ciudad de la Salud.
Avanzar en los indicadores de cobertura y calidad de los servicios de salud de forma sostenida es un pendiente. Se hace imprescindible una estrategia dirigida a la promoción de una vida sana con bienestar para todos a lo largo del ciclo de vida. Es necesario unificar y homologar el sistema de salud; fomentar una cultura de estilos de vida saludables; y promover la salud focalizada en la prevención.
Se trata de una obligación legal de las autoridades. Nosotros, como entes sociales, tenemos el deber moral de aportar, a través de organizaciones, con proyectos, programas de promoción de la salud y prevención de enfermedades con servicios integrales, que potencialicen la salud de los afiliados y de sus familias para que gocen de una vida sana, feliz y productiva. Por su naturaleza, estos programas son una responsabilidad compartida entre las personas, las familias, las organizaciones y las autoridades. Lograr un Panamá con salud y bienestar pleno sí es posible. Todos somos parte de la solución.
El autor es estudiante de medicina y miembro de Jóvenes Unidos por la Educación.

